La jornada terminó siendo histórica aunque había empezado temprano con el Frente Amplio proponiendo cambiar la letra del “Arroz con leche” para que -en búsqueda de la igualdad de género- la “señorita” se convirtiera en “personita” y dejara de “coser” para empezar a “querer”.
Más allá de esa inefable propuesta de ocasión, y como estaba previsto, la Cámara de Diputados le dio aprobación definitiva a la denominada “ley de matrimonio igualitario” que permite, entre otras cosas, el casamiento de las personas del mismo sexo. Algunas de las personas que aspiraban a ese derecho, al menos algunas de las más llamativas, colmaron anoche la barra del Parlamento para mostrar su algarabía al grito de “¡igualdad!” y “¡libertad!”.
A la explosión de júbilo que selló a la aprobación de la ley, le siguieron algunos besos entre hombres y alguna que otra caricia entre mujeres.
Los manifestantes se habían mantenido en silencio durante buena parte de la sesión aunque las cabezas se inclinaron con interés sobre las barandas cuando habló la diputada frenteamplista Valeria Rubino. La parlamentaria es lesbiana y dijo vivir con su pareja mujer y con una hija de nueve años. “Ella está escuchando todo lo que decimos acá”, dijo luego de escuchar al diputado blanco Pablo Abdala advertir acerca de los riesgos de que una pareja de gais o lesbianas adoptara un niño para criarlo. Rubino se dedicó durante el encuentro a tejer una bufanda de lana con los colores del arco iris.
Esos mismos colores -que representan a la “diversidad”- eran los de la bandera que unos diputados del Frente Amplio habían colgado en el frente del edificio anexo al Palacio Legislativo.
Esto llevó al blanco Jaime Trobo a advertir que el hecho sentaba un precedente preocupante y pidió, sin suerte, que las banderas fueran retiradas.
Otro nacionalista, Gerardo Amarilla, fue blanco de las burlas de un grupo de manifestantes que le hicieron “cuernitos”desde las barras cuando estaba argumentando en contra del matrimonio igualitario. La presidencia de la Cámara, a cargo del colorado Germán Cardoso, reclamó que se respetara al legislador so pena de desalojar a los presentes. Mientras todo esto ocurría, varios legisladores- algunos de los cuales habían argumentado a favor de los derechos de los homosexuales- conversaban entre sí en sala y en el ambulatorio y hacían chistes o comentarios graciosos en los que la palabra “puto” era moneda corriente.
Mientras en las barras un hombre vestido de dama antigua se paseaba de un lado a otro alentando a sus compañeros, los parlamentarios hacían referencia al “momento histórico” que se vivía con la votación de una ley que coloca al Uruguay en la lista de los doce países que permiten el casamiento entre homosexuales.
Cuando la ley fue votada por 71 votos en 92, el público estalló en una ovación que obligó al desalojo de las barras. Después el colectivo Ovejas Negras realizó una conferencia de prensa en la que destacaron que se había dado un paso en favor de “la democracia, la igualdad y la libertad” y prometieron participar en la campaña contra la baja de la edad de imputabilidad. Luego se fueron a festejar a la plaza 1 de mayo.
Antes de irse a su casa, un funcionario del Palacio Legislativo se cruzó con uno de sus compañeros en el salón de los Pasos Perdidos y le gritó: “!Tas contento ahora! te vas a poder casar!”. El otro le respondió con una carcajada que quedó retumbando entre las paredes de mármol.