Los aduaneros les habían advertido que serían estrictos, pero, de todas maneras, unos 20 bagayeros de Paysandú decidieron cruzar el puente Internacional para comprar mercadería en Colón, Argentina. A la hora 10.30 regresaron con unos kilos de fideos y harina y sobrecitos saborizados para probar suerte. Los aduaneros les vaciaron las bolsas. Y los bagayeros resolvieron reunirse a la hora 14 bajo el puente para tomar medidas.
La alternativa que propusieron muchos fue clara. “O nos dejan trabajar o salimos a robar, porque tenemos que darle de comer a nuestros hijos”, dijo Iván Ferrari, uno de los bolseros, a El Observador. Cargaba en sus brazos a una niña y un varón.
En un periquete, al grito de “si acá no pasamos nosotros, no pasa nadie”, un centenar de personas, en su mayoría bolseros, como se autodenominan los contrabandistas que cruzan a diario el puente con un bolso al hombro, resolvieron cortar el tránsito en la avenida de las Américas, que conduce hacia la aduana y el paso fronterizo. Además de bolseros, un grupo de obreros de la construcción que cada viernes cruza en moto a hacer el surtido semanal participó de la protesta.
Ante la restricción, los bolseros bagayearon una modalidad de protesta extendida al otro lado del río: el piquete. “Si allá se hizo, acá también se puede”, comentaban. Los manifestantes colocaron sus motos en medio de la avenida y cortaron el tránsito.
Si bien habían protestado en otras oportunidades debajo de ese mismo puente, nunca habían tomado una medida de ese tipo. El mes pasado, cuando Aduanas restringió el kilaje de mercancía que permitía pasar, de 15 a 5 kilos, los bagayeros también protestaron. Entonces, obtuvieron un logro: Aduanas les permitió pasar hasta un bolso por día. Pero, tras una reciente asamblea, el Centro Comercial e Industrial de Paysandú siguió presionando para proteger el mercado local y logró que Aduanas implementara el Cero Kilo, que dejó a los bagayeros con la bolsa vacía. El éxito de la última protesta se había convertido en promesas incumplidas. “Nos cortaron los brazos”, dijo Susana Soria a El Observador el lunes. Los manifestantes repiten la frase una y otra vez.