Ningún medio de comunicación de habla hispana había podido entrevistar a Bashar Al Asad, presidente de Siria, desde el comienzo de la guerra civil en marzo de 2011. Hasta ayer sábado, cuando el mandatario concedió a Clarín y a la agencia oficial argentina Télam una entrevista en el Palacio Presidencial de Damasco, aunque con estrictos controles a los periodistas.
En estas conversaciones, Al Asad defendió la acción militar que en este momento ejercen sus tropas en Siria, aunque negó estar empleando armas químicas de destrucción masiva. En este sentido, también dijo que el número de muertos que informa las Naciones Unidas (ONU), de unos 70 mil, es incorrecto. No obstante, no divulgó una cifra alternativa.
Con el ruido de artillería de guerra sonando de fondo en las afueras de Damasco, según relató Clarín, el presidente sirio negó rotundamente que fuera a dar un paso al costado en el gobierno, tal como ha sugerido el canciller de Barack Obama, John Kerry. Sería “inadmisible”, dijo el mandatario, y explicó que si bien su gobierno tiene “una iniciativa política que incluye el diálogo”, “nadie quiere dialogar con un terrorista”.
En la entrevista reproducida por Télam, Al Asad sostuvo que no tiene pensado renunciar a su cargo, al cual accedió al morir su hermano (el candidato paterno) en un accidente. “Fui electo por el pueblo y el pueblo decidirá mi permanencia, y las urnas serán el árbitro en las próximas elecciones de 2014”, dijo el presidente. Y agregó: “Además, el país ahora está en crisis y cuando el barco se encuentra en medio de la tormenta, el capitán no huye. Y renunciar sería huir”.