Mi madre luchó contra el cáncer durante casi una década y murió a los 56 años. Resistió lo suficiente para conocer al primero de sus nietos y cargarlo en sus brazos. Pero mis otros hijos nunca tendrán la oportunidad de conocerla y experimentar su amor y su amabilidad.
Solemos referirnos a ella como «la mamá de mamá», y muchas veces debo tratar de explicarles a mis hijos la enfermedad que la apartó de nosotros. Me han preguntado si a mí podría pasarme lo mismo. Siempre les digo que no se preocupen, pero la verdad es que soy portadora de un gen «defectuoso», el BRCA1, que aumenta sustancialmente mi riesgo de desarrollar cáncer de mama y de ovario.
Mis médicos estiman que tengo un 87 por ciento de riesgo de cáncer de mama y un 50 por ciento de riesgo de cáncer de ovario, aunque el riesgo es diferente para cada mujer.
Sólo una fracción de los casos de cáncer de mama es resultado de una mutación genética heredada. En promedio, los afectados por el BRCA1 tienen un 65 por ciento de riesgo de contraerlo. Cuando supe que mi realidad era ésa, decidí tener una actitud proactiva y minimizar el riesgo lo más posible. Tomé la decisión de realizarme una doble mastectomía preventiva. Empecé con las mamas, ya que mi riesgo de contraer ese cáncer es mayor que el de contraer cáncer de ovario, y la cirugía es más compleja.
El 27 de abril, terminé con los tres meses de procedimientos médicos que implicaba la mastectomía. Durante ese tiempo, pude mantenerlo en privado y continuar con mi trabajo.
Pero ahora he decidido escribir al respecto con la esperanza de que mi experiencia pueda ser de provecho para otras mujeres. El cáncer sigue siendo una palabra que despierta temor en el corazón de la gente y genera una profunda sensación de impotencia. Pero actualmente, a través de un análisis de sangre, es posible saber si uno es altamente susceptible al cáncer de mama o de ovario, y actuar en consecuencia.
Mi propio proceso comenzó el 2 de febrero, con un procedimiento conocido como » nipple dalay » («retraso del pezón»), que descarta la presencia de la enfermedad en los ductos mamarios que están detrás del pezón y lleva irrigación de sangre adicional a la zona. Esto produce algo de dolor y muchos moretones, pero aumenta las chances de salvar el pezón.
Dos semanas más tarde tuve la cirugía mayor, en la cual se extrae el tejido mamario y se coloca un relleno temporario. Esa operación puede durar ocho horas, y una se despierta con tubos de drenaje y expansores tisulares en los pechos. Realmente parece una escena de una película de ciencia ficción, pero pocos días después de la operación una puede retomar normalmente su vida.
Nueve semanas después, la cirugía final se completa con la reconstrucción de las mamas con implantes. En los últimos años se han producido grandes avances en este tipo de procedimientos, y los resultados pueden ser hermosos.
Quise escribir estas líneas para contarles a otras mujeres que la decisión de hacerme una mastectomía no fue fácil, pero estoy muy feliz de haberla tomado. Mis chances de desarrollar cáncer de mama se han reducido de un 87 por ciento a un 5 por ciento. Puedo decirles a mis hijos que no deben temer perderme por un cáncer de mama.
Es muy tranquilizador que no vean nada que los haga sentir incómodos. Pueden ver las pequeñas cicatrices, y nada más. Todo el resto es simplemente «mamá», la misma de siempre. Y saben que los amo y que haré lo que sea para estar con ellos el mayor tiempo posible. Como comentario personal, debo agregar que no me siento en absoluto menos mujer. Por el contrario, siento el poder que confiere haber tomado una decisión fuerte, que en modo alguno va en desmedro de mi femineidad.
Tengo la suerte de tener un compañero como Brad Pitt, capaz de darme tanto amor y tanto apoyo. Así que quienes tengan una esposa o una novia que está pasando por lo mismo, sepan que son una parte fundamental de ese proceso. Brad no se movió ni un minuto del Centro de Mamas Pink Lotus, donde fui tratada, durante el tiempo que duraron las cirugías. Hasta nos hicimos tiempo para reírnos juntos. Los dos sabíamos que era lo mejor que podíamos hacer por nuestra familia, y que nos uniría aún más. Y así fue.
A las mujeres que estén leyendo esto, espero que las ayude a saber que tienen opciones. Quiero alentar a todas las mujeres, en especial a aquellas con un historial de cáncer de mama o de ovario en su familia, a buscar información y la ayuda de expertos médicos que las ayuden en esta faceta de su vida, y a tomar una decisión propia y bien informada.
Sé que hay numerosos y maravillosos médicos holísticos trabajando con alternativas no quirúrgicas. Mi propio programa de tratamiento será publicado en su momento en el sitio web del Centro de Mamas Pink Lotus. Espero que sea de utilidad a otras mujeres.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tan sólo el cáncer de mama se cobra 458.000 vidas al año, en su mayoría en países de bajos y medianos ingresos. La prioridad debe ser que cada vez más mujeres tengan acceso al análisis genético y al tratamiento preventivo que salva tantas vidas, sin importar sus medios económicos ni su condición social, vivan donde vivan. El costo del análisis para detectar el BCRA1 y BCRA2 asciende en Estados Unidos a los 3000 dólares, el principal obstáculo para muchas mujeres.
He preferido no mantener en secreto mi historia porque hay muchas mujeres que no saben que tal vez están viviendo bajo la sombra del cáncer. Mi esperanza es que ellas también puedan hacerse el análisis genético, y si su riesgo es elevado, también sabrán que tienen buenas opciones.
La vida nos presenta muchos desafíos. Los que no deberían asustarnos son aquellos que podemos enfrentar y controlar
Mi madre luchó contra el cáncer durante casi una década y murió a los 56 años. Resistió lo suficiente para conocer al primero de sus nietos y cargarlo en sus brazos. Pero mis otros hijos nunca tendrán la oportunidad de conocerla y experimentar su amor y su amabilidad.
Solemos referirnos a ella como «la mamá de mamá», y muchas veces debo tratar de explicarles a mis hijos la enfermedad que la apartó de nosotros. Me han preguntado si a mí podría pasarme lo mismo. Siempre les digo que no se preocupen, pero la verdad es que soy portadora de un gen «defectuoso», el BRCA1, que aumenta sustancialmente mi riesgo de desarrollar cáncer de mama y de ovario.
Mis médicos estiman que tengo un 87 por ciento de riesgo de cáncer de mama y un 50 por ciento de riesgo de cáncer de ovario, aunque el riesgo es diferente para cada mujer.
Sólo una fracción de los casos de cáncer de mama es resultado de una mutación genética heredada. En promedio, los afectados por el BRCA1 tienen un 65 por ciento de riesgo de contraerlo. Cuando supe que mi realidad era ésa, decidí tener una actitud proactiva y minimizar el riesgo lo más posible. Tomé la decisión de realizarme una doble mastectomía preventiva. Empecé con las mamas, ya que mi riesgo de contraer ese cáncer es mayor que el de contraer cáncer de ovario, y la cirugía es más compleja.
El 27 de abril, terminé con los tres meses de procedimientos médicos que implicaba la mastectomía. Durante ese tiempo, pude mantenerlo en privado y continuar con mi trabajo.
Pero ahora he decidido escribir al respecto con la esperanza de que mi experiencia pueda ser de provecho para otras mujeres. El cáncer sigue siendo una palabra que despierta temor en el corazón de la gente y genera una profunda sensación de impotencia. Pero actualmente, a través de un análisis de sangre, es posible saber si uno es altamente susceptible al cáncer de mama o de ovario, y actuar en consecuencia.
Mi propio proceso comenzó el 2 de febrero, con un procedimiento conocido como » nipple dalay » («retraso del pezón»), que descarta la presencia de la enfermedad en los ductos mamarios que están detrás del pezón y lleva irrigación de sangre adicional a la zona. Esto produce algo de dolor y muchos moretones, pero aumenta las chances de salvar el pezón.
Dos semanas más tarde tuve la cirugía mayor, en la cual se extrae el tejido mamario y se coloca un relleno temporario. Esa operación puede durar ocho horas, y una se despierta con tubos de drenaje y expansores tisulares en los pechos. Realmente parece una escena de una película de ciencia ficción, pero pocos días después de la operación una puede retomar normalmente su vida.
Nueve semanas después, la cirugía final se completa con la reconstrucción de las mamas con implantes. En los últimos años se han producido grandes avances en este tipo de procedimientos, y los resultados pueden ser hermosos.
Quise escribir estas líneas para contarles a otras mujeres que la decisión de hacerme una mastectomía no fue fácil, pero estoy muy feliz de haberla tomado. Mis chances de desarrollar cáncer de mama se han reducido de un 87 por ciento a un 5 por ciento. Puedo decirles a mis hijos que no deben temer perderme por un cáncer de mama.
Es muy tranquilizador que no vean nada que los haga sentir incómodos. Pueden ver las pequeñas cicatrices, y nada más. Todo el resto es simplemente «mamá», la misma de siempre. Y saben que los amo y que haré lo que sea para estar con ellos el mayor tiempo posible. Como comentario personal, debo agregar que no me siento en absoluto menos mujer. Por el contrario, siento el poder que confiere haber tomado una decisión fuerte, que en modo alguno va en desmedro de mi femineidad.
Tengo la suerte de tener un compañero como Brad Pitt, capaz de darme tanto amor y tanto apoyo. Así que quienes tengan una esposa o una novia que está pasando por lo mismo, sepan que son una parte fundamental de ese proceso. Brad no se movió ni un minuto del Centro de Mamas Pink Lotus, donde fui tratada, durante el tiempo que duraron las cirugías. Hasta nos hicimos tiempo para reírnos juntos. Los dos sabíamos que era lo mejor que podíamos hacer por nuestra familia, y que nos uniría aún más. Y así fue.
A las mujeres que estén leyendo esto, espero que las ayude a saber que tienen opciones. Quiero alentar a todas las mujeres, en especial a aquellas con un historial de cáncer de mama o de ovario en su familia, a buscar información y la ayuda de expertos médicos que las ayuden en esta faceta de su vida, y a tomar una decisión propia y bien informada.
Sé que hay numerosos y maravillosos médicos holísticos trabajando con alternativas no quirúrgicas. Mi propio programa de tratamiento será publicado en su momento en el sitio web del Centro de Mamas Pink Lotus. Espero que sea de utilidad a otras mujeres.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tan sólo el cáncer de mama se cobra 458.000 vidas al año, en su mayoría en países de bajos y medianos ingresos. La prioridad debe ser que cada vez más mujeres tengan acceso al análisis genético y al tratamiento preventivo que salva tantas vidas, sin importar sus medios económicos ni su condición social, vivan donde vivan. El costo del análisis para detectar el BCRA1 y BCRA2 asciende en Estados Unidos a los 3000 dólares, el principal obstáculo para muchas mujeres.
He preferido no mantener en secreto mi historia porque hay muchas mujeres que no saben que tal vez están viviendo bajo la sombra del cáncer. Mi esperanza es que ellas también puedan hacerse el análisis genético, y si su riesgo es elevado, también sabrán que tienen buenas opciones.
La vida nos presenta muchos desafíos. Los que no deberían asustarnos son aquellos que podemos enfrentar y controlar.
FUENTE:NEW YORK TIMES