Ariel Acevedo, uno de los enfermeros que confesaron la muerte de 15 pacientes y fueron procesados con prisión en abril de 2012, se retractó de su confesión al declarar nuevamente este martes ante la Justicia y le quitó a los magistrados actuantes casi la única herramienta que tenían para condenarlo: su propia confesión.
La enfermera procesada por complicidad también prestó declaración y adujo no tener conocimiento de lo que había hecho ni Acevedo ni Marcelo Pereira.
Pereira confesó inicialmente haber matado a cinco pacientes en el hospital Maciel mediante la inyección de morfina, y Acevedo, a 10 pacientes en la Asociación Española mediante la inyección de aire en el cuerpo.
Ahora Acevedo se defendió en el juzgado de que había confesado el crimen por mal consejo de su abogada anterior y que, por eso, ahora negaba haber administrado la inyección de aire en el cuerpo de los enfermos.
La abogada de Pereira había anunciado que su defendido también se retractaría, aunque de momento no lo hizo ante la Justicia.
La confesión de los enfermeros es la única prueba sólida que aparece en el expediente. Las pericias forenses y un informe que Raúl Gabus, entonces director del hospital Maciel, donde trabajaba Pereira, envió al Ministerio de Salud Pública (MSP) plantean que no hay elementos que indiquen, con firmeza, que las supuestas víctimas hayan sido asesinadas.