En un partido donde en líneas generales el equipo visitante, Independiente fue superior a Atlético Valdense, podemos agregar también que no se vió un gran partido de fútbol.
En los primeros 30′, la visita trató de controlar el balón, manejar los tiempos del partido, a través de quien fue la figura de la tarde su Nro. 10 Larrea, a quién Valdense a los 10′ debió -creemos en lo personal- asignarle una referencia de marca más cercana.
Allí nacía y se desarrollaba el juego del equipo trinitario, que tuvo el equilibrio en la mitad de Jaime, y la movilidad arriba de dos delanteros veloces como Cordero y Di Maggio que buscaron por todo el frente de ataque, ganando y perdiendo una línea final de Valdense, que se encontró muchas veces con la llegada de muchos hombres rojos de frente, en posición de ataque, ya que -rara vez le pasa- los de mitad de cancha no daban «pie en bola» en la contención.
En los últimos 15′ emparejó el albiceleste y apareció por izquierda esporádicamente S. Reyes para generar algún enlace con Arretche y Aranda -que mostró muy poquito- para tratar de sorprender por» la azotea» con alguna llegada de Araújo que otra vez fue quien estuvo mas cerca, y poco más.
Y así se llevó el partido Independiente, sin ser nada del otro mundo, poco exigido en el fondo, bien Larrauri por derecha, manteniendo el orden en el fondo, ordenado y pegando en el momento justo, para tumbar definitivamente a un Valdense que no tuvo respuestas.
Primero fue Larrea aprovechando una pelota que le queda servida dentro del área para rematar cruzado y dejar sin asunto a Vigo, después el ingresado Pereira recibe solito una pelota que no puede despejar la zaga del elenco local, le queda de cara al gol, y anota el segundo, lapidario a esa altura del encuentro y poniendo a riesgo la clasificación de los de la Ciudad Jardín.
Muy poco ayer lo de Valdense, ante un equipo que le «robó» el balón toda la tarde, sin prestárselo tan siquiera para ensayar alguna contra, a rescatar lo de Araújo, Díaz en el fondo, la presencia de Sandoval en mitad, su tezón, que no alcanzó ante el orden que le dió la visita a su medio-juego, no aparecieron R. Barreto y S. Reyes, muy poco de Aranda, y un panorama mas que complicado para ir a buscar una clasificación a Flores, que de lograrse seguramente tendrá sabor a hazaña.
Un final lamentable y repudiable por donde se lo mire
Realmente a uno le asombra ver descargar a la gente tanta bronca, tanto odio contenido, porque no es otra cosa. Por que se puede tener una reacción instintiva ante una provocación -que tampoco se justifica- pero y el después? Decenas de hombres, jugadores, hinchas, no hinchas, hasta alguna autoridad departamental- en un marco donde había mujeres, niños, familias enteras, trenzándose en una batalla campal, a golpes de puños, patadas, valía todo.
Realmente lamentable. Acá no interesa quien encendió la mecha, me preocupan los que se sumaron al incendio.
Estamos tan mal, que nadie, cuando se da un incidente mano a mano -que se da en el fútbol-, nadie es capaz de pegar «cuatro gritos» y frenar.
Nadie… no me embromen, pasa que la sociedad está tan enferma, que a veces hasta miramos con normalidad y morbosidad como le pegan y le rompen la cara a un gurí, o insultan a un policía, o nos sonreimos cuando mujeres y hombres se dan el gusto de descargarse con cualquier improperio – disparates si los hay, en una cancha, porque parece que en el FÚTBOL está todo permitido, aunque es un espectáculo público.
Y después vemos como mucha gente que participa y participó de estos incidente mañana saldrán hablando en algún medio -acá les abrimos las puertas- del NO A LA VIOLENCIA – LA EDUCACIÓN – BLA…BLA…BLA, dobles discursos que se dicen, de una sociedad que lamentablemente esta gobernada en un alto porcentaje por gente enferma -capaz de ensañarse de esa manera- e hipócrita que nos quiere hacer creer que la culpa siempre es del otro o de los medios.
Una lástima, una pena, quisiéramos comentar sólo fútbol, pero si dejáramos pasar esto, seríamos cómplices, de una realidad que no compartimos.
A quien le quepa «el sayo», deberá tomar las medidas y los recaudos necesarios, porque lo que pasó fue grave.
Amén de alguna medida que no descartamos pueda llegar por parte de la OFI.