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Construyendo el futuro

Comunicado de Prensa
Por Pedro Bordaberry

Corría el mes de marzo de hace un año cuando en una de esas recorridas que hacemos los políticos, me detuve a visitar un establecimiento vitivinícola en el departamento de Canelones.

Era la época de la vendimia y me llamó la atención que, en lugar de trabajadores cosechando en forma manual la uva, una potente cosechadora hacía el trabajo.

Acostumbrado a ver las cosechadores tradicionales en la agricultura barrer y picar todo lo que se le pone delante, no pude más que maravillarme por la que cosechaba la uva.

Al pasar sobre las plantas extraía por aspersión los granos, dejando intacta la planta.

El costo de la máquina también me sorprendió. Cinco productores habían hecho una gran inversión en un equipamiento que se usa un sólo mes al año, en la vendimia.

“No tuvimos más remedio” me dijo uno de ellos. “Con la aparición de los programas de asistencialismo del MIDES, nadie quiere trabajar en algo zafral como la recolección de la uva. Y los que quieren trabajar piden hacerlo en negro para no perder la asistencia del Estado”, acotó.

Por ende se pasaron a la máquina y dejaron de dar trabajo.

Este es un fenómeno que se profundizará cada vez más y para el cuál debemos prepararnos.

En el futuro lo que puede hacer una máquina, no lo hará el hombre.

Un robot industrial con periféricos tiene hoy un precio de no más de 150.000 dólares. Si asumimos que tiene una vida útil de 10 años, ello equivale a un costo mensual de 1.250 dólares, unos 27.000 pesos uruguayos.

Este es un precio máximo. Pero está bajando aceleradamente.

De ahí que las empresas cada vez van a generar menos empleo.

En América Latina el problema es aún más grave.

Al fenómeno mencionado se le suma que estamos sufriendo lo que los expertos llaman la enfermedad “holandesa”. Cuando encontró gas natural, Holanda vivió un proceso de gran ingreso de divisas. Algo  similar al aumento del valor de nuestras exportaciones primarias hoy en América Latina.

El aumento del valor de las exportaciones primarias genera un gran ingreso de divisas que deprime el tipo de cambio y de esa forma a la competitividad de las actividades industriales. A eso le suman los avances que provocan la sustitución del trabajo por el capital (y de esa forma, al ser un sector donde la máquina sustituye al hombre, la industria pierde apoyo político).

Según los especialistas todo esto llevará que el empleo se polarice entre dos extremos: puestos muy bien remunerados por un lado, y puestos con bajísimos niveles de calificación y remuneración por otro. Estos últimos deben ser muy baratos para que no sean sustituidos por el robot que cuesta 27.000 pesos por mes.

¿Qué hacer frente a esto?

¿Cómo preparar a los jóvenes para enfrentar este futuro?

En primer lugar debemos ubicar los sectores de la economía donde se requerirá cada vez más empleo porque será difícil la sustitución del hombre por la máquina.

De ahí nuestra apuesta desde hace tiempo al turismo, al outsourcing y los servicios que cada vez requieren de más personas.

Lo segundo que hay que hacer es aceptar que más que puestos de trabajo en empresas, lo que va a haber en el futuro son oportunidades.

Por lo que la formación debe ser sobre todo encarada a formar emprendedores que serán autónomos y no dependientes.

El sistema educativo deberá apuntar menos a formar personas para esas tareas automatizadas que el avance tecnológico hará desaparecer.

Por ello la formación deberá ser muy sólida en matemáticas, idioma español e idiomas extranjeros, y luego apuntar a las ciencias naturales o sociales.

En esa tarea los maestros no estarán solos, sino que tendrán la ayuda de programas y tecnología. En ese marco no sólo se impartirá conocimiento, sino que se interactuará.

El aprendizaje tendrá que ser creativo y basado en el hacer, buscando que el educando no se restrinja a lo conocido sino que busque nuevas opciones.

Con nuestros equipos de asesores estamos trabajando en el Programa que presentaremos a la ciudadanía el año que viene.

La discusión de estos temas, mirando al futuro, es apasionante. Los intercambios son de una riqueza enorme.

Estamos pensando en una mejor forma de hacer las cosas, construyendo juntos un nuevo liderazgo en el país.