Comunicado de Prensa
Por Daniel Bianchi
La ola de frío polar de los últimos días ha causado verdaderos estragos en todo el territorio nacional.
Las bajas temperaturas han provocado un aumento en la demanda residencial de electricidad estableciendo un nuevo récord sobre las 21 hs. del lunes de la presente semana. Pero el mal uso, la inadecuada manipulación y las fallas en los distintos sistemas de calefacción, han causado varios incendios en viviendas, como corolario de los cuales fallecieron accidentalmente veintitrés personas.
Por otro lado, se incrementaron los casos de hipotermia, neumonía aguda y cuadros respiratorios asociados a síntomas infecciosos, al tiempo que aumentó también considerablemente la ocupación de camas en los hospitales como consecuencia de las afecciones asociadas a las temperaturas extremas. Las edades de los afectados muestran una leve inclinación hacia la población escolar derivándose la mayoría de los casos a atención domiciliaria, en tanto los casos que normalmente requieren internación son los que afectan mayormente a hombres adultos.
Muchas personas han debido ser asistidas en las últimas horas por parte del Sistema Nacional de Emergencia (SINAE) a través de los distintos Comités de Emergencia Departamentales, siendo trasladados en Montevideo a los refugios del MIDES y en el interior a los que algunas Intendencias poseen. En el departamento de Colonia, según el MIDES, a las denominadas “situaciones de calle” habituales (dos en Colonia del Sacramento, dos en Carmelo, una en Juan Lacaze y una en Rosario), se sumaron dos nuevos casos en la capital departamental, que las autoridades procuraban atender.
Mientras esta realidad tan inclemente como el clima sacude a la sociedad uruguaya, en momentos en que los prestadores públicos de salud deberían estar fortalecidos y preparados para enfrentarla, por el contrario ven intensificar sus dificultades. En el centro del conflicto se emplaza, claro, la lucha por el poder.
Hace pocos días el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, admitió que los enormes problemas que enfrenta el Fondo Nacional de Salud (FONASA) demandarán partidas extraordinarias de 200 millones de dólares para el año 2014. Y nótese que el ministro hablaba de “tapar agujeros”, no de invertir, por ejemplo, en la construcción del Hospital Departamental de Colonia.
Por su parte, el dirigente sindical Jorge Bermúdez, sostuvo durante un panel denominado “Reforma de la salud, conquistas y desafíos”, organizado por el partido de gobierno, que la reforma “en algunas zonas está estancada y en otras está retrocediendo”. Incluso fue más allá y no tuvo reparos al momento de asegurar que «las pugnas internas» del Frente Amplio (FA) en «el interior del Ministerio de Salud Pública (MSP) han debilitado a ese organismo, a la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), a la Junta Nacional de Salud (JUNASA) y a la visualización de la reforma hacia afuera». Más aún, agregó que “es algo que es culpa de todos: jugar al clientelismo político y después no saber qué hacer con quienes se le dieron algunos cargos. Algunos se tienen que hacer cargo, empezando por las principales autoridades de gobierno».
Curiosamente Bermúdez, notoriamente vinculado al FA, coincide con la oposición al señalar los inconvenientes del nuevo sistema, reconociendo que ésta ha otorgado un desmedido poder a las corporaciones gremiales.
La reforma ha determinado que, en la práctica, el histórico sistema mutual dependa inequívocamente de las decisiones de la JUNASA incluso para incorporar nueva tecnología, pero paradójicamente, ha dejado a varias mutualistas enfrentando un futuro inestable con altísimo riesgo de desfinanciamiento, porque como resultado del FONASA han recibido alrededor de 400.000 nuevos usuarios pero, en contrapartida, se han topeado los ingresos que perciben por cada uno de ellos, lo que las deja en una situación de inseguridad y claro desequilibrio.
Curiosamente, el alejamiento de esos 400.000 pacientes de los hospitales públicos y la adjudicación de las mayores partidas de recursos de toda la historia, no han sido suficientes para una mejora de la atención, y ni siquiera para impedir las denominadas “muertes evitables” que han tenido lugar en varios hospitales del interior.
Convocados reiteradamente al Parlamento Nacional, la ministra de salud y el directorio de ASSE consienten tímidamente en admitir parte de su culpa en lo que sucede y dicen comprometerse a investigar, pero más allá de buscar siempre culpables en otras épocas, no asumen la cuota parte de responsabilidad que les toca ni logran una mejora de gestión que, a estas alturas, es imperiosa.
El frío extremo está allí afuera.
Es casi tan gélido como el espíritu de las autoridades de la salud a la hora de actuar en socorro de la gente.