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Romper el termómetro no es solución

Comunicado de Prensa
Por Pedro Bordaberry

Un sentimiento de claudicación parece estar ganando espacio en el Uruguay.

Hace dos semanas los Ministros de Interior y de Defensa Nacional nos decían en el Parlamento que la inseguridad era algo irreversible que había llegado para quedarse.

La semana pasada, la primera senadora del oficialismo propuso limitar el acceso a la información pública porque según ella los uruguayos no estamos maduros como para conocerla y tener acceso a los datos.

Hace un tiempo el Presidente sostuvo que el problema de los enfrentamientos de los años sesenta y setenta se solucionarían únicamente cuando los protagonistas hayan fallecido.

Nos resistimos a pensar así, a claudicar frente a los problemas, a terminar resignados diciendo que nada se puede hacer.

Más nos resistimos a limitar la información, el acceso a la misma.

La propuesta de limitar el acceso a la información no es nueva. Cada vez que surge una información que pone de relieve un problema, se contesta atacando a quien la menciona (“es politiquería”, dicen) y enseguida se propone que en el futuro no se pueda acceder a la misma.

Lo último en conocerse ha sido la información acerca de la repetición en los liceos del Uruguay. En algunos de ellos llega a casi el 60%, lo que pone de manifiesto problemas muy serios. Un medio de prensa tuvo que ir a la Justicia para que se le diera aquello a lo que tiene derecho.

La respuesta del Frente Amplio fue un proyecto de ley para que no se pueda acceder a esa información en el futuro.

Hacer eso es más o menos lo mismo que, como solución a tener fiebre, proponer romper el termómetro que la mide.

Los efectos serán los mismos.

Porque así como la culpa de la fiebre no la tiene el termómetro, el motivo de la repetición no es que se conozca que existe un alto índice de alumnos que no pasan de año.

Ocultar la información será lo mismo que no utilizar el termómetro: el mal seguirá ahí; solo que no lo mediremos y por ende no podremos tomar decisiones para solucionar el problema.

El problema de la educación en el Uruguay es profundo y no podemos ni claudicar, ni resignarnos y menos aún pretender ocultarlo.

La educación es el mejor instrumento para lograr la igualdad de oportunidades y abrir las puertas para una mejor calidad de vida. Podremos tener un mejor país, una mejor sociedad, si le damos la atención y la educación que necesitan todos los niños.

Hace 25 años los uruguayos soñamos con darles a todos los niños que nacen en el Uruguay las mismas oportunidades, y se crearon los Centros CAIF. Un modelo de gestión pública y privada que busca darle a cada niño alimentación, estímulos, aprendizajes. Ese modelo hoy es reconocido en el mundo, promovido por las Naciones Unidas e instalado en decenas de países.

Para no dejar a ningún niño atrás, le debemos garantizar a cada uno que nace un conjunto de bienes, servicios y oportunidades mínimo: nutrición, salud, educación, vivienda, oportunidades de empleo.

El compromiso de hacerlo mejor.

Con niños que tengan la posibilidad de acceder a una buena alimentación, a jardines de infantes, a educación de alto nivel y acceso a las mismas oportunidades y posibilidades.

Niños con la posibilidad de escuelas de doble horario, de tiempo completo, como en las escuelas privadas. Y debemos ir más allá, es tiempo de los Liceos de Tiempo Completo, de los liceos públicos de gestión privada, del Deporte que forma, de la Universidad de la Educación, de la formación de los profesores y maestros.

Porque, a pesar de tener más recursos, y al titánico esfuerzo que hacen día a día muchas maestras y profesores, los resultados del Gobierno en la Educación son cada día peores. No hemos progresado, sino que hemos retrocedido.

Eso lo tenemos que cambiar. Es notoriamente un problema de gestión. Todos los uruguayos nos merecemos tener las mismas oportunidades, la misma educación de calidad. Las escuelas públicas y los liceos públicos deben ser como eran antes: iguales o mejores que los privados.

No lo lograremos rompiendo el termómetro, sino trabajando con inteligencia y transparencia.