Una vez al año Maroñas está bajo la mirada del universo turfístico. Sucede cada 6 de enero desde fines del siglo XIX, y sólo esta fiesta se ha visto interumpida por causas de fuerza mayor, tales como el cierre del hipódromo, entre 1997 y 2003.
Se esperan unas 17 mil personas en una jornada que marca el fin y el principio para los competidores, sus dueños y equipos.
Hay todo un «pueblo» y más esperando este día, en el que Maroñas luce sus mejores galas y aparecen las autoridades políticas, los empresarios, algún comprador y las figuras del espectáculo. Los dueños de los caballos, los peones de los studs, los jockeys, los aficionados a las carreras y los cientos de empleados del hipódromo, mañana, 6 de enero -Día de Reyes- le ponen el broche de oro a tanto esfuerzo, mas allá del resultado final, ya que sólo uno se quedará con la corona.
A la hora 20:50, con un sol despidiéndose, en la tardecita-noche uruguaya y con una temperatura oscilando en los 30 grados, se largará el Gran Premio; el clásico esperado por todos, el JOSÉ PEDRO RAMIREZ.