Ya vendrá el tiempo del análisis, ya habrá tiempo para seguir disfrutando de esta victoria, y entrar en profundidad en detalles de lo que fue el partido; que no fue un partidazo de Uruguay, pero que si fue un «triunfazo».
Lo importante es que había que ganarle a Inglaterra e Italia, seguidos, y se les ganó.
En los primeros 45′, el funcionamiento funcionó bien en lo defensivo en su mayor parte, pero falló la otra parte del libreto. Para que funcionara Uruguay necesitaba lanzar contras rápidas, pero Italia lo controló e incluso a espaldas de un González -que ahora muchos se subirán al carro de los aciertos- para nosotros intrascendente, le llega a Uruguay varias veces.
En el segundo tiempo la historia parecía similar -hay que contarlo todo- hasta que se viene la expulsión bien decretada del hombre italiano, – también decir que Italia viene de un enorme esfuerzo previo con 40 grados; porque si nos pasa a la inversa, excusa segura – y de allí en más Uruguay con el temple y la apuesta anímica que lo caracteriza, se fue adelantando en el terreno.
Comenzó a aparecer mas Cavani -el jugador más completo que tiene Uruguay- da pena verlo jugar de volante -haciendo de peón- peleando como nadie cada pelota y con fuerza para generar -pero… «cuando jugas a esto», como se dice en fútbol, los que saben, con mucha humildad y predisposición «juegan a esto » y rinden como Cavani.
Y llegó el gol, una pelota quieta, Godín que gana solo en el área, y locura celeste, a esa altura, no sé si merecida, pero si buscada, querida, a pura fuerza, como acostumbran los uruguayos desde que el fútbol es fútbol.
Se logro el objetivo. Felices. Pero que no nos encandilen los faros de la euforia. Estamos entre los 16 mejores nuevamente, veremos quién viene y claro que sí; en un mundial «muy chato», podemos pelearle al más «mentado» como sucumbir con el más débil. Esta todo muy «parejito» y es una magnífica oportunidad para aprovecharlo.