Antes de que empezara a rodar la «Brazuka», Dilma Rousseff daba por cierto que este no era un Mundial más.
Pues se venía la «Copa de las Copas».
Ser campeón en Brasil da título de grado, diploma con cuadro honor y te mete en la historia para la posteridad.
En ese camino a la Cúspide, Argentina llegó al lugar que muchos creíamos que estaba en condiciones de acceder, -porque cuenta con jugadores de categoría- con la sorpresa de que en el trayecto pegó varios barquinazos, como lo pegaron otros también. No era de trasnochados imaginar al seleccionado albiceleste de cuerpo presente a las 16 de hoy en el Maracaná, menos en un mundial tan opaco; donde nosotros somos especialistas en dejar pasar las oportunidades.
Un sorteo benigno (se encontrará con un campeón recién en la final, mientras que otros antiguos campeones se fagocitaron entre sí desde la etapa de grupos.
¿Es favorita Argentina frente a Alemania ? Futbolísticamente, no.
El seleccionado de Löw -el equipo teutón- es el que toma la posta del juego asociado, de elaboración y de calidad en lo que hace al juego asociado.
Argentina llega en un momento justo en una serie de intangibles: en confianza, espíritu colectivo, hambre de gloria, compromiso con la causa, bajo una consigna bien aplicada que estableció Sabella desde que se hizo cargo del equipo, en agosto de 2011: «El todos es más importante que el yo».
¿Tiene algo más Argentina? Creemos que sí; Alemania puede mantener «su techo», en cambio Argentina ; por supuesto, tiene a Messi. Hoy es la tarde, su tarde, la de todos estos muchachos argentinos -que a veces los uruguayos con excusas tontas, argumentos entreverados- que me parece en líneas generales tienen un nivel futbolístico, un concepto superior aunque no nos guste, Y que hoy estarán donde todos, quieren estar. El premio es gordo: la copa de las copas.