La version digital de, El Observado de la fecha, señala que aunque se trata de una actividad encubierta y por lo tanto de la que hay pocos datos, se estima que hasta 11.000 extranjeros viajaron en los últimos años a Siria para unirse a la guerra santa que libran allí los contrarios al mandatario Bachar al Asad.
De acuerdo con datos del Centro Internacional de Estudios de la Radicalización (ICSR, según sus siglas en inglés), vinculado a King´s College London, cerca del 70% de los extranjeros que participan en el conflicto sirio son de Medio Oriente: Jordania, Arabia Saudita, Líbano, Libia y otros tantos de la región.Pero el restante 30% –unos 3.300– son de países occidentales.
Si se tiene en cuenta la cantidad de combatientes, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica y Holanda encabezan esa nómina. Si se atiende a la proporción de extremistas respecto a la población nacional, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Suecia, Noruega y Austria lideran la lista.
Los números reflejan que esta es la movilización de milicianos de un país a otro más grande desde la guerra de Afganistán en los años 80. Conflictos mucho más largos que el sirio (que detonó en marzo de 2011) como los de Irak, Somalia o Afganistán no han logrado captar a tantos extranjeros, y para algunos países como Dinamarca o Bélgica, la cantidad de nacionales emigrados para unirse a la guerra siria es superior a la suma de todos los que en algún momento se enrolaron en conflictos ajenos.