Nota de Opinión
Por Daniel Bianchi
No me pregunten sobre las rutas.
El imperativo provino del titular del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), Enrique Pintado, durante la ceremonia de inauguración del complejo industrial de la empresa Montes del Plata, el lunes de la presente semana en Punta Pereira (Conchillas).
Los periodistas se vieron sorprendidos porque esa era, para la mayoría de ellos, casi la pregunta obligada para el secretario de Estado. Máxime teniendo en cuenta que en la intersección de las rutas nacionales 21 y 55, más de una centena y media de vecinos de las rutas 12, 54 y 55 se había apostado con pancartas reclamando la anhelada reparación de esa parte de la red vial sin haber logrado, desde febrero hasta la fecha, más que algunas restauraciones menores de dudosa calidad.
Pero, como antes el jefe de gabinete del MTOP, Andrés Copelmayer, y ese mismo día el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, Pintado no pudo abstraerse a contestar cuando fue indagado al respecto.
Inmerso en no poca polémica respecto a equívocas decisiones adoptadas durante su gestión, la respuesta del ministro, atribuyendo intencionalidad política a los vecinos, fue paupérrima. Casi tanto como su gestión, envuelta en incertidumbre y especulaciones
Recuérdese al respecto que luego que la Suprema Corte de Justicia (SCJ) decretase la inconstitucionalidad de la Ley Nº 18.931 a través de la cual se creó un fideicomiso para la venta de los aviones de la empresa PLUNA S.A. y otorgó prioridad en la venta de las naves a la empresa de los trabajadores, quedaron al desnudo los múltiples errores cometidos en el proceso iniciado en 2007 durante la administración Vázquez con la asociación con el Consorcio Leadgate, y revelados a partir de julio de 2012, cuando la administración Mujica dispuso el cierre de PLUNA y el concurso de una ley que se sabía, además de inconstitucional, injusta.
Y en toda esa segunda etapa, el ministro Pintado no estuvo ajeno a los vaivenes del proceso, sino que su cartera fue protagonista. Debería haber renunciado de inmediato. Pero no lo hizo. Su pésima gestión se prolongó hasta la actualidad, y en ese lapso, ha cometido errores de una entidad tal que no han hecho más que indignar a los ciudadanos.
No nos referimos con ello, en absoluto, a la sala privada que mandó construir en el piso 9 del MTOP a un costo de 10.000 dólares, ni al gimnasio instalado en la sede ministerial, ni tampoco al entrenador personal adscripto al ministro y “encargado de la salud ocupacional” de 230 funcionarios (?) cuyo contrato por $ 37.507 fue observado por el Tribunal de Cuentas.
Nos referimos a la falta de un Plan de Obras, al fracaso de la anunciada renovación de AFE, a la penosa situación de la infraestructura en todo el territorio nacional que implica para la próxima administración un pasivo enorme y que, como si lo anterior fuera poco, dificulta considerablemente el desarrollo económico, en particular lo que refiere al transporte especialmente en todo el interior. Nos referimos a la inversión muy por debajo de lo necesario en el mantenimiento de la red vial nacional, con un abultado atraso en las obras de caminería de 1.200 millones de dólares.
No es todo. Tal vez lo peor sea ver como, mientras durante los últimos años los ingresos a las arcas del Estado ascendían de manera excepcional -consecuencia directa del mayor crecimiento en la historia económica del país- esa ventaja no haya sido utilizada en la construcción, ampliación o mejora de las obras públicas.
La interrogante tiene una sola respuesta: esos recursos han sido desviados a aquellas carteras desde las cuales se pueden obtener réditos políticos, dejando librada la inversión en infraestructura a los Proyectos Público-Privados (PPP) que, por ineficiencia directriz han pasado de ser una notable herramienta teórica de desarrollo a un fracaso práctico absoluto, ya que no aparecieron debido a la falta de iniciativa del Estado para impulsar iniciativas.
El responsable único y directo de esa situación es el Gobierno Nacional, incluido el MTOP.
El ministro Pintado se ha mostrado incapaz de resolver los problemas del país. No ha planificado. Ha invertido poco y de mala manera.
Y cuando los vecinos, de forma justa le reclaman obras, esfuerzo, trabajo y dedicación, no encuentra mejor manera que descalificarlos acusándolos de ser utilizados políticamente con fines electorales. Como si los ciudadanos fueran dóciles ovejas que pueden ser manejadas, y no seres pensantes que despiertan cada día viendo cómo, nuevamente, el MTOP ha desoído sus legítimos reclamos.
Es hora de tener un poco de dignidad y reconocer que semejante incapacidad de gestión no hace más que complicar el desarrollo del país.
Los baches no tienen color político. Y en todo caso, si lo tuvieran, sería el del Gobierno de turno.