«Ahora correr es muy fácil, pero entonces era una cosa de locos». Como la de Louis Zamperini, la vida de Jesús Hurtado es una historia de sacrificios, carencias y resistencia. Como ocurrió con el atleta estadounidense, la carrera del madrileño es una historia de superación y victoria ante la adversidad. Como pasó con Zamperini, a quien en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 Hitler llamó el joven del final rápido, Hurtado tenía un ‘sprint’ irresistible. El primero ha inspirado Invencible, la película dirigida por Angelina Jolie estrenada estos días. El madrileño trazó hace 50 años un camino que es ejemplo para las 40.000 personas que hoy corren la San Silvestre.
40.000 corredores -el 45% mujeres- participan hoy, vestidos con camisetas amarillas, en la 50 edición de la San Silvestre Vallecana, que comenzará a las 17.30 horas con cuatro salidas consecutivas cada 15 minutos, mientras que la prueba profesional arrancará a las 20.00 horas.
El recorrido, en ambos casos, es el mismo: 10 kilómetros entre el estadio Santiago Bernabéu, en la calle de Concha Espina, y el estadio del Rayo Vallecano, pasando, entre otros puntos, por la Puerta de Alcalá y la Cibeles.
«No había muchas carreras y, claro, el anuncio de que se había organizado una para fin de año por las calles de Madrid, corrió como la pólvora. Nos apuntamos muchos», recuerda el ganador de las dos primeras ediciones. Muchos fueron 57 y la carrera no se disputó el 31, sino el último domingo del año, el 27 de diciembre.
Tercero de cinco hermanos, madre viuda, recuerda lo duras que fueron la Guerra Civil y la posguerra. «Saltábamos de noche la tapia del Pardo para coger bellotas. No había nada para comer». La anécdota más atroz pertenece a su madre.«Trabajaba en casa de un general republicano y nos traía la mitad de la comida del perro para que comiéramos nosotros
«Todo lo conseguí con mucho sacrificio. La única ayuda que recibí fue la del compañero que me llevaba al trabajo la bolsa de la comida para que pudiera ir corriendo. Ahora correr es muy fácil, pero entonces era una cosa de locos. Entrenaba al salir del trabajo, de noche en la Dehesa de la Villa, alumbrándome con una linterna». Jesús Hurtado, un ejemplo que hoy iluminará a 40.000 personas.