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Del rap, el hachís y las pizzas a la guerra santa

PARÍS.- Doce años atrás, Cherif Kouachi, uno de los hermanos sospechosos de atentar contra el semanario satírico Charlie Hebdo, era un joven como muchos otros en Francia, más interesado en el rap, el hachís y las mujeres que en defender al profeta Mahoma.

Pero entre 2003, cuando Cherif repartía pizzas y soñaba con ser una estrella del rap, y anteayer, cuando él y su hermano fueron identificados como los principales sospechosos del asesinato de 12 personas en París, pasó de simple alborotador a ser el hombre más buscado en Francia.

Cherif, de 32 años, y su hermano Said, de 34, son jihadistas conocidos por los servicios antiterroristas franceses. Nacido en el este de París de padres argelinos y apodado «Abu Issen», Cherif fue incluso condenado en 2008 por haber participado en una red de captación y envío de combatientes a Irak. Dejó su trabajo como repartidor de pizzas cuando se cruzó en su camino el imán radical Farid Benyettou, que lo introdujo en la red jihadista Buttes-Chaumont y lo convenció de viajar a Irak.

Cherif fue detenido en 2005 cuando estaba a punto de tomar un vuelo hacia Damasco.

Pasó un año y medio en prisión preventiva y, una vez en libertad, comenzó a trabajar en la pescadería de un supermercado. Fue condenado en el juicio posterior celebrado en 2008, aunque no llegó a entrar en la cárcel por el tiempo que había pasado en prisión preventiva.

Dos años más tarde, fue procesado de nuevo, acusado de cooperar en la fuga de Smain Ait Ali Belkace, un ex miembro del Grupo Armado Argelino (GIA), condenado a cadena perpetua por un atentado en 2002 en el subte de París, que dejó 30 heridos. Cherif llegó a ingresar en prisión, aunque fue liberado poco después ante la falta de pruebas.

El abogado de Cherif, Vincent Ollivier, dijo en 2005 que su cliente, «un cero a la izquierda», se había juntado con malas compañías.

Según Ollivier, Cherif se sintió aliviado de que agentes franceses le hubieran impedido tomar un vuelo con destino a Siria que debía haberle puesto camino del campo de batalla en Irak.

«La prisión cambió a Cherif», señaló ayer Ollivier al diario Le Parisien. Kouachi se volvió hosco e introvertido, y empezó a dejarse barba. El tiempo que pasó en prisión, según Ollivier, podría haberlo convertido en una bomba de relojería. «Formaba parte de un grupo de jóvenes que estaban un poco perdidos, aunque no eran fanáticos en el sentido literal del término», explicó.

Sin embargo, un documental de la televisión francesa que narró el fallido intento de Kouachi por irse a combatir a Irak sugirió que su radicalización pudo haber ocurrido antes de ser detenido. Muchos musulmanes franceses se indignaron con la invasión y ocupación norteamericana de Irak en 2003, según el documental.

Se sabe menos del hermano mayor, Said, pero el primer ministro francés, Manuel Valls, dijo ayer a una radio local que los dos hermanos eran conocidos por los servicios de inteligencia y probablemente los habían seguido antes de perpetrar el atentado contra Charlie Hebdo.

Por Alexandria Sage