Bordaberry volvió ayer al ruedo luego de unos días de descanso en los que no estuvo ajeno a negociaciones políticas para las municipales. Y eligió volver en un acto para recordar a los mártires de Quinteros, asesinados durante la presidencia de Gabriel Pereira.
El mármol del panteón a su espalda con las figuras de los generales César Díaz y Manuel Freire, que comandaron una revolución en 1858, dieron solemnidad al recuerdo de los ejecutados por orden del entonces presidente.
En un discurso cargado de simbolismo, Bordaberry mandó mensajes a una interna que cobra cuentas desde la derrota electoral, y también marcó líneas para la recuperación del partido. “Cualquier acto de renunciamiento que en lo personal sea necesario yo estoy dispuesto a hacerlo”, lanzó.
El mensaje abrió la puerta a dejar la conducción pero fuentes partidarias consultadas por El Observador aseguraron que seguirá en el timón y asumirá en el Senado. Junto a él estaba el expresidente de la República, Julio María Sanguinetti.
Sin embargo, fue notoria la ausencia de referentes del ala batllista, como el senador José Amorín Batlle aunque sí estaba Tabaré Viera. Según supo El Observador, algunos dirigentes batllistas están molestos porque en el homenaje los oradores fueron únicamente del sector liderado por Bordaberry, Vamos Uruguay.