La escuela no entró en polémicas y centró su desfile en la cultura y las bellezas naturales de Guinea Ecuatorial, con lo que dejó de lado la política.
Sin embargo sí aprovechó para atizar a los conquistadores españoles, portugueses, ingleses, holandeses y franceses que explotaron la pequeña nación africana en los últimos cinco siglos, y que fueron retratados con rostros feroces.
El desfile Beija-Flor retrató asimismo los barcos negreros que llevaron a los guineanos esclavizados hacia el nuevo mundo, entre otros lugares, hacia Brasil.
La victoria de Beija-Flor no sorprendió debido a que se trata de una de las escuelas de samba más premiadas en el carnaval de Río de Janeiro en los últimos años y a que cuenta con representantes emblemáticos, como el cantante Niguinho de Beija-Flor y la pareja de bailarines Selminha Sorriso y Claudinho.
Pese a la opulencia de los disfraces y de las carrozas alegóricas que exhibió, a la perfección con que pasó por los 700 metros del sambódromo y al pegajoso samba que compuso este año, el desfile de Beija-Flor fue motivo de una intensa polémica por haber sido financiado por el Gobierno de Guinea Ecuatorial, antigua colonia española en África subsahariana.
La escuela fue cuestionada por haber recibido aporte de un Gobierno cuyo presidente, Teodoro Obiang, llegó al poder con un golpe de Estado en 1979, y que es criticado por ser uno de los gobernantes más ricos en uno de los países más pobres del mundo y por la situación de los derechos humanos.
Según versiones de prensa, el país africano pagó 10 millones de reales (unos 3,5 millones de dólares) para que el desfile de Beija-Flor hablara de Guinea Ecuatorial, pero la escuela de samba no confirmó esta cifra. «El valor (del patrocinio) no fue divulgado, es todo especulación», dijo un portavoz de la escuela de samba en un comunicado enviado a Efe.