En una entrevista con la revista Pronto, Casán dijo: «Aunque haya sido sin penetración… la verdad que yo me había acostumbrado mucho a esas citas, que eran de juegos…».
«La sensación que tengo siempre es de gusto y asco, gusto y asco. Esa paradoja interna que tenés que manejar, porque en cierta manera había un gusto y un rechazo. Se mezclaban», explicó.
«Era una niña que me sorprendía que el primer hombre que me tocara fuera alguien que yo conocía, que era mi abuelo… Jugábamos a las cartas, siempre a la hora de la siesta, y se daba esta situación», agregó.
La vedette relató que nunca se lo contó a su madre: «No se enteró… no me dijo nada. Los demás familiares me importaban un bledo y nunca se lo dije a mi madre porque no… era una cosa mía».