El papa Francisco presidió este viernes el Via Crucis en el Coliseo de Roma y denunció con firmeza «las lacras o problemas que afligen al mundo en la actualidad», representadas todas ellas en «la crueldad» del calvario de Cristo.
El pontífice siguió este acto desde la colina del Palatino, situada frente al Anfiteatro Flavio, y a sus pies se congregaron miles de personas que asistieron a la ceremonia que rememora el camino de Jesús de Nazaret hacia su ejecución y muerte.
Al término de la misma, Bergoglio pronunció una breve alocución en la que denunció la «crueldad» de algunas situaciones actuales que se corresponden, a su juicio, con el calvario de Cristo, como la corrupción o la indiferencia de las personas ante quienes sufren.
«En la crueldad de tu Pasión, Señor, vemos la crueldad de nuestras acciones y a todos los abandonados por los familiares, por la sociedad. En tu cuerpo herido vemos a aquellos desfigurados por nuestra indiferencia», lamentó en tono sobrio.
También recordó a «nuestros hermanos cristianos» que «son perseguidos, decapitados y crucificados ante nuestros propios ojos y, a menudo, con nuestro silencio cómplice».
Durante el Via Crucis, de más de una hora de duración, el Papa permaneció sumido en un profundo recogimiento.