En la pasada jornada, el ministerio de Economía dio a conocer los datos al concluir la contabilidad de 2014. La variabilidad en las cuentas estatales registró a diciembre el equivalente de 3,5% del Producto Bruto Interno, lo que significa un negativo de aproximadamente US$ 1.900 millones, según publica este sábado El Observador.
Por lo tanto, el déficit fiscal creció 1,1 puntos del PBI en comparación con el cierre de 2013.
En este sentido, el artículo concluye que los ingresos del sector público no financiero sufrieron una reducción equivalente al 0,1% del PBI en comparación a 2013, porque las empresas estatales recaudaron menos, con la sola excepción del Banco de Previsión social, que engrosó sus arcas en 0,4% del PBI, y las transferencias del gobierno hicieron aumentar en 0,8% los egresos.
Para la gestión Vázquez que inicia el 1 de marzo, queda un margen de maniobra en el plano económico bastante desfavorable, si se piensa que a mediados de este año la Reserva Federal aumentará las tasas de interés, por lo que se generará un mayor desvío de flujos de inversión extranjera hacia la principal economía del planeta.
Entonces, bajar el déficit fiscal se convierte en el frente más importante del nuevo gobierno. Quedó claro con el último ajuste de las tarifas públicas.
Hace un año, la inflación amenazaba superar los dos dígitos, a las puertas de la Elección Nacional. La decisión a corto plazo de ese momento fue reducir las tarifas públicas y postergar ajustes.
En 2002, el déficit fiscal fue de 3,6% del PBI, apenas una décima de punto por encima de este 2014. Del 2002 al 2004 el entonces presidente Jorge Batlle marcó austeridad, y logró entregarle la presidencia a Tabaré Vázquez con un rojo de 1,8%. De ahí en más el déficit se mantuvo en baja, e incluso hubo momentos de superávit. Entre 2005 y 2010, el déficit fiscal promedió 0,7% del PIB, frente a la media de -3,2% del gobierno de Batlle y de -1,9% de José Mujica.