Cuántas veces en el fútbol, que es impredecible; merecés y te quedás en la orilla. Cuántas veces el fútbol uruguayo sin merecimientos pero si con gallardía y entereza alzó más de una copa. Porque el «Fútbol Ideal» no existe -si no mire la Holanda del 74-, este juego tiene imponderables, y es lo que lo hace tan apasionante.
Pero si creo que en el fútbol existe la «lógica»; existe aquello de que el que a la larga quien mejor trabaja, quien mejor trata de jugar, la mayoría de las veces, merece y gana.
Y El Parque mereció y ganó. A pesar de encontrarse en desventaja desde los 6’ del arranque, ante un descuido defensivo; donde apareció Bascoy -que se mandó un partidazo- para anotar con golpe de cabeza el 1 – 0. Y fueron esos 15’ iniciales donde el partido tuvo equilibrio, donde apareció Falero para imponer su fútbol, respaldado por Vila un frontón en el fondo, Huelmo; y M. Díaz – Vela arriba tratando de generar espacios. Pero fueron 15’ nada más; de a poquito los de Horacio Frache se comenzaron a adueñar del balón a ganar terreno bien parado en el fondo con D. Felipe otra vez seguro, Junior Barca -jugador y pico el lateral- mostrándose siempre para salir, anticipando en la marca; y en el mediocampo ; allí donde decimos «se cocina el chocolate «; Sebastián Diaz -de otro gran juego-, con Castro y E. Frache comenzaron a ganar la «pulseada» para ir inclinando la cancha sobre el arco de Joaquín Buffa; de buena gestión nuevamente. Así se fueron los primeros 45’; El Parque buscando sin encontrar la claridad en los de arriba, solo el batallar incansable con los defensores de Ramírez, pero sin aparecer E. Muniz , quien jugó visiblemente disminuido físicamente; y un Everton que se jugaba a aprovechar algún espacio, si quedaba, o algún otro error adversario.Para la segunda parte era de esperar que El Parque -sin claudicar, fiel a su estilo, pelota al piso-, se fuera a buscar el empate. Y así fue -pero con mérito enorme- ; sin desesperarse -no a la uruguaya, como siempre nos hacen el verso-; sino «a lo El Parque», pelota al ras, usando toda la cancha y generando par adentro y por afuera; con variantes, en el juego y desde la banca.
A los 9’ del complemento se va expulsado Martín Silva -bien, doble amonestación- y el panorama se ponía oscuro para Everton.
A los 10’, un minuto después, para nosotros debió irse expulsado Jorge Larrama -el zaguero oro-azul- que le entró muy fuerte a Falero saliendo a buscar directamente el cuerpo del adversario -error del otro Larrama; el árbitro, y tal vez – nunca se sabe- otra pudo ser la historia.
LA FIGURA: Sebastian Díaz
Con un hombre más, y consciente que futbolísticamente es más, El Parque fue, buscó, rotó, cambió de frente, hasta que a los 36’ lo previsible se hizo realidad; llega el empate a través de Carlos Álvarez; 1 – 1 , alivio para el equipo «de la cuchilla» y tiempo para ir por más.
Y hubo nomás, con un Everton replegado, agigantándose en el fondo las figuras de Buffa y Vila, pero sin contención en mitad, ni respuesta ofensiva, solo estaba destinado a los penales una vez más.
Pero esta vez El Parque mereció, lo buscó y plasmó en tiempo reglamentario. A los 48’ -ya en tres de adicional- Damián Álvarez recibe un centro desde la izquierda y con golpe de cabeza la cuelga en el ángulo derecho del arco evertoniano, para desatar la locura de sus hinchas y ponerle el sello definitivo al partido, un 2 -1, que sería campeonato.
Ganó El Parque, ganó bien -justo campeón- fue más en los dos partidos que su rival, y corona la temporada 2015, consolidándose como el mejor de la Liga Rosarina. SALUD CAMPEONES!!!