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Crimen aclarado gracias a foto en Facebook

Los asesinos fueron atrapados gracias a un foto publicada el jueves 21 en una página de Facebook. En la imagen se ve a un joven vestido con una gorrita con visera hacia atrás, camiseta, vaqueros y championes de marca. Sonriente, mostraba a sus amigos su reciente adquisición: una imponente Honda CBR 1.100 cc, de color amarillo.Al fondo se apreciaba un humilde garaje de bloques y chapas. Era evidente que la moto, valorada en más de US$ 20.000, llamaba la atención.

La foto fue publicada en una página de Facebook denominada: «Solo nosotros podemos terminar con la delincuencia y la viveza criolla». Y allí fue vinculada con un homicidio.

La Policía comenzó a investigar qué hacía la imponente moto en un barrio marginal de Montevideo. A 150 kilómetros de distancia de la capital, en las oficinas del Departamento de Investigaciones de la Zona II de la Jefatura de Colonia ubicadas en la ciudad de Juan Lacaze, efectivos policiales buscaban pistas contra individuos que en la tarde del miércoles 20 ultimaron al dueño de una moto idéntica y de un cuatriciclo.

La víctima fue encontrada por su madre. El cuerpo yacía dentro de una casa ubicada en una carretera vecinal que une el Camino de los Colonos con la Ruta 1, en las afueras de Colonia Valdense. El dueño de la moto tenía un disparo en la cabeza. Luego, los asesinos le taparon el rostro con una frazada. Los homicidas se llevaron la Honda CBR 1.100, el cuatriciclo y varios videojuegos.

Los investigadores, al mando del jefe de Zona II, Fernando Andino, y del subcomisario Sugar Vasalla, ya sabían que a la víctima le habían disparado en el rostro con un rifle. También sabían que, una semana antes de ser asesinado, el dueño de la moto había intercambiado mensajes de texto con un interesado en comprarle el cuatriciclo. En una ocasión, la víctima le trasmitió a sus familiares que le llamaba la atención que el interesado solo quería ver el cuatriciclo en horario nocturno.

Drama

Al reconocer su foto en una página que se refiere a la delincuencia y a la violencia existente en el país, el joven que aparecía con la moto escribió un comentario. Aclaraba que la enorme moto amarilla era de su propiedad y no había sido robada sino que la había permutado por un Fiat Uno, de color blanco, a uno de sus primos.

Un poco más tarde, el joven llamó por celular a su primo y le dijo que quería deshacer el negocio. «Esa moto fue robada y dicen que está involucrada en un homicidio», le dijo.

«Quedate tranquilo que no te voy a dejar pegado. Esta noche (por el jueves pasado) la voy a buscar y te devuelvo el Fiat», dijo el primo.

A las 21 horas del jueves 21, el negocio se deshizo. El joven de Montevideo lo agarró del brazo a su primo coloniense y le dijo: «Ahora me vas a acompañar a la Seccional 19ª (La Teja y barrios aledaños)».

Los dos primos forcejaron e intercambiaron golpes.

El sujeto, oriundo de Colonia Valdense, se subió a la moto. Circuló unas cuadras y la dejó tirada en un terreno ubicado dentro de la jurisdicción de la Seccional 19ª. Los policías de esa comisaría la encontraron e informaron de ello a la Jefatura de Colonia.

Posteriormente, el joven montevideano se dirigió con un amigo al Departamento de Investigaciones de la Zona IV (Cerro y barrios aledaños) e informó que nada tenía que ver con el crimen del dueño de la Honda CBR 1.100.

Ese mismo jueves, los investigadores de Juan Lacaze concurrieron a una casa de videojuegos y constataron que dos sospechosos —a esa altura ya sabían las identidades de los asesinos— habían intentado vender videos que habían sustraído de la casa de la víctima.

Los policías colonienses detuvieron a los dos individuos. Eran dos jóvenes sin antecedentes penales que, incluso, trabajaban en Colonia Valdense. Declararon que planificaron el asesinato con antelación. Llevaron un rifle y lo dejaron a poca distancia de la casa de la víctima. Cuando este elaboraba un documento de compraventa del cuatriciclo, uno de ellos fue a buscar el rifle y le disparó.

Fueron procesados como autor y coautor de homicidio muy especialmente agravado. La pena prevista por ese delito oscila entre 15 y 20 años.

EDUARDO BARRENECHE
elpais.com.uy