Hace décadas se repetía que en Uruguay no hay terremotos, sicarios ni secuestros, ni, ni…y que esas cosas estaban lejos, sólo pasaban muy lejos y las veíamos por tele.
Hoy las vemos por tele, pero acá, al lado, suyo y mío, de su vecino.
En Uruguay hay sicarios, secuestradores, narcos, mafias y más…
Y parece ser que llegaron para quedarse, ¿sabe por qué?… Porque los uruguayos somos de reacción tardía. Ya se instalaron. Se enquistaron. ¿Quién los mueve?
Los traficantes «disputan por el territorio, disputan por el cargamento de drogas, disputan por el mercado, se roban mercadería entre ellos, se secuestran personas, se piden rescates, después empiezan los ajustes de cuentas, y en muchas partes del mundo eso termina después pasando a otro terreno, a personas que no están vinculadas al mundo del delito y se ven expuestas a este tipo de delitos», dijo el 30 de mayo de 2015 el subsecretario del Interior, Jorge Vázquez, a Subrayado.
El fiscal de Corte, Jorge Díaz, también anunció la instalación de la muerte por encargo en el país. «En 1997 dije que en Uruguay no había sicariato porque no se encontró la oferta con la demanda y hoy tengo una mala noticia: la oferta se encontró con la demanda», expresó en junio de 2015 al programa En la mira de VTV.
Según informe de Subrayado; el narcotráfico creció en los barrios y muchos narcos pesados, varios extranjeros, cayeron en prisión. Allí lograron reclutar mano de obra barata, dispuesta a tirar para cobrar deudas o disputar territorio. Algunos de esos delincuentes que ingresaron por otros delitos terminaron entrando en el negocio gordo. El caso más destacado es el de Alberto «Betito» Suárez, un rapiñero devenido en narcotraficante. El juez especializado en Crimen Organizado Néstor Valetti dijo en diciembre de 2012 que Suárez «controla un ejército personal de 50 sicarios, disputa así el mando territorial de algunas zonas y manda desde la cárcel». El juez agregó entonces que los narcos «reclutan menores, los hacen adictos y los transforman en sicarios a cambio de droga». Como en las películas, pero acá y ahora.