NOSOTROS – Hay cosas que no las hacemos, ni provocamos nosotros. Hay mentiras incoherencias, dichos y no dichos que no decimos nosotros: Entonces, ¿cuál es el tema?… hay que decir lo que los gobernantes de turno quieren que se le diga a la gente; lo que ellos quieren que la gente escuche o contar la veracidad de los acontecimientos. Nosotros hemos optado y vamos a seguir optando -podemos equivocarnos como no, pero no mentirle a la gente-, por mantener la objetividad, el profesionalismo y decir lo que vemos, lo que se palpa, sin tapujos, porque no jugamos «ningún partido»; aunque nos cueste algún precio andar de «frente y mano» como dicen los gurises ahora. Por eso, ningún político, ningún partido, mucho menos algún aspecto comercial restringido, nos va a cambiar, porque amamos lo que hacemos, pero más amamos ir de frente y sin evadir realidades o disfrazando situaciones. Por eso como en la tan conocida novela «..que culpa tiene…en muchos casos la prensa». Nosotros, y me hago responsable por Colonia Noticias; no metemos ni la mano, ni la pata en la lata… no andamos diciendo que somos fulano o sultano… somos… no tendremos demasiado poder pero como medio de prensa no le quepan dudas que tenemos dignidad.
Compartimos a continuación la columna escrita por nuestro colega de El Observador, que nos pareció atinada y precisa con respecto a lo que muchas veces se le endilga a los medios.
En esto de los medios; «muchachos «; Uds. saben que hay de todo -como en politica y otros ámbitos- pero habría cuando se acusa, dar nombres y apellidos, no generalizar. Nosotros al menos no vamos a asumir culpas que muchos desparraman cuando lo primero que tendrían que hacer es mirar hacia adentro. Alex Hernández.
Por MARTÍN VIGGIANO – Los políticos parecen no dominar su tentación de depositar la culpa de sus errores y limitaciones en los medios de comunicación que, por obvias razones, son responsables de la amplificación pero no siempre de los pasos en falso de quienes ostentan el poder. Ningún partido que haya ejercido el gobierno en Uruguay puede esconder la mano cuando se habla de acusaciones a la prensa. Con mayor o menor énfasis, de forma pública o en privado, las organizaciones de distinto pelo se las han ingeniado para hostigar a medios y comunicadores cuando no les hacía gracia o no les convenía lo que se hacía público.
La declaración pública del Plenario del Frente Amplio del pasado sábado, donde se acusa a la oposición y a la prensa de desplegar una campaña para menoscabar la imagen de Sendic y «debilitar la institucionalidad democrática del país» puso en primera línea de debate esa cuestión. El vicepresidente no ha podido demostrar que es licenciado en genética humana, y por eso parece que lo único que le queda es acusar a los medios y ponerse en el lugar de víctima.
Para el caso de la izquierda, además, es curioso observar que por un lado la emprenden contra los medios de comunicación cuando sus figuras se construyeron en gran medida por la difusión de esos mismos canales. Y en ese sentido hay ejemplos claros como el de Tabaré Vázquez, pero sobre todo de José Mujica, una figura harto difundida por la prensa, pero que al mismo tiempo se ha cansado de castigar a los medios.
Si bien ha insistido con su «respeto» a la labor periodística, Vázquez tiene antecedentes de atacar a los medios. Sin ir más lejos en su primera administración (2005-2010) aseguró que la prensa ejercía una oposición «sistemática», y mencionó a algunos medios que a su entender se manejan con dobles intenciones: los diarios El País y El Observador; el semanario Búsqueda; las radios El Espectador, Sarandí y Montecarlo; y los canales de televisión 4 y 10. «Hay medios de información que además de informar hacen oposición al gobierno, sistemática», dijo el presidente en junio de 2006.
Dos años más tarde la ministra de Salud de la época, María Julia Muñoz, dijo que existía un «eje del mal» integrado por periodistas que perseguían el objetivo de atacar al gobierno.
Mujica tiene un largo historial de ataques a la prensa. Desde el gobierno -en setiembre de 2012- se quejó de El País, medio que según dijo no lo «soporta», y aludió a El Observador como «el diario de los Peirano». Sin embargo Mujica decía eso frente a micrófonos de medios de comunicación, que requirieron desde siempre su palabra y le dieron vida para crecer en la opinión pública. De hecho, y según las mediciones de la consultora Foco que publica El Observador, Mujica fue durante su administración una de las figuras con más segundos en la televisión abierta.
Cuando terminó el gobierno blanco de Luis Alberto Lacalle (1990-1995) salieron a luz distintas denuncias de corrupción contra jerarcas de esa administración, que partieron desde sectores del Partido Colorado y del Frente Amplio. Esa movida es conocida como la «embestida baguala», de la cual también se responsabilizó a los medios de comunicación.
El presidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), Daniel Lema, dijo a El Observador que cuando un gobierno acusa a la prensa como en este caso «hace la fácil». «El Frente Amplio se extralimitó, y en vez de ejercitar algo de autocrítica, opta por una salida fácil e identifica a un enemigo para defenderse». Lema comentó que en gobiernos anteriores hubo algún «lío» con medios de comunicación o periodistas, pero aseguró que no recordaba una expresión similar a la del FA en el caso Sendic.
En la pasada campaña electoral varios partidos fueron acusados de ejercer presiones a los medios, o directamente lanzaron críticas hacia el trabajo de las empresas y sus periodistas. Vázquez impidió que hubiera una silla vacía en el debate presidencial organizado por la asociación de canales (Andebu), a la que no quiso asistir. En tanto la APU denunció en agosto de 2014 la existencia de presiones desde el sistema político hacia los medios para incidir en la cobertura de campaña. Si bien no identificó de dónde partían, algunos medios como el portal UyPress, que dirige Esteban Valenti, aseguraron que salieron de filas nacionalistas.
Por otra parte, el Centro de Archivo y Acceso a la Información Pública (Cainfo), que está integrado mayormente por periodistas y organizaciones que luchan por la libertad de expresión, divulgó a mediados de 2015 un informe donde reporta 37 ataques a periodistas y medios. Ese trabajo, que reúne datos de 2014 y el primer trimestre del año pasado, asegura que la mayoría de las amenazas a la prensa partieron del ámbito privado (21), en tanto que el resto fueron ejercidas por organismos públicos (9) y partidos políticos (7).
EL OBSERVADOR
Canelones, Uruguay