Mundo – Un entrenador de un equipo de “baby” fútbol de España paró un partido por los insultos de parte de los “aficionados” hacia los niños, que se divertían en la cancha; según informa El Espectador.
El equipo Atlético de San Blas, formado por niños de 9 y 10 años, estaba jugando el 23 de abril un partido de su liga. Si le ganaba al Playas de Alicante, serían campeones.
Sin embargo, el entrenador del Atlético estuvo a punto de suspender el juego luego de darse cuenta que un jugador del Playas estaba siendo insultado desde la tribuna, logrando que los responsables fueran expulsados de la cancha.
«Durante el partido me acerqué al banco del equipo contrario porque había un niño llorando porque le habían insultando», explicó José Mayans, técnico del Atlético de San Blas a El País de Madrid. «Cuando descubrí que había sido un familiar de uno de los miembros de mi equipo, me acerqué hasta donde estaba y le pedí que se marchara del campo con la convicción de que, si no se iba, nosotros no continuábamos jugando».
Si se hubiera suspendido el juego, los niños del Atlético de San Blas no hubieran ganado la liga. «No me hubiera importado», cuenta Mayans, de 51 años. «Incluso reconozco que grité, que me alteré un poco, porque me daba mucha rabia que un bobo estuviera cargándose el genial ambiente que había en el campo».
«El problema es la presión a los niños»
La persona que insultó al niño del equipo contrario se marchó después de que Mayans se lo pidiera, y el partido se reanudó con victoria final para sus chicos.»Tomé las riendas porque estábamos jugando en mi campo y pensé que era mi responsabilidad», explica. «Después, tanto el niño afectado como el árbitro me dieron las gracias».
El entrenador señaló que «el problema es lo mal educados que estamos y la presión a la que se somete a los niños en los partidos».
«Debido a actitudes como esta los niños se cansan del deporte y cuando llegan a la edad adulta ya no quieren seguir jugando», agregó el técnico.
Para el técnico, «en los equipos juveniles, enseñar a los niños valores y compañerismo es tan importante, incluso más, que el propio fútbol. Hay que hacer que se sientan mimados, queridos y apoyados y, a partir de ahí, ponerse a entrenar».