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De Venezuela al mundo: miras la realidad o sigues culpando al otro

Texto: Mayte De León – Motivados por la crisis que vive su país, cada vez son más los venezolanos que arman la valija y hacen de Uruguay su hogar.

Los estantes abarrotados de productos en los supermercados. Los «ta» con los que los uruguayos terminaban muchas de sus frases y el frío que les hacía doler los huesos. Cuando Mariana Moreno y Freddy Gómez –venezolanos, 24 años, novios– pisaron por primera vez Montevideo, seis meses atrás, muchas cosas los sorprendieron.

Son de San Cristóbal, una ciudad en el estado de Táchira. Colombia está a una hora en auto. En Venezuela, estudiaban ingeniería y veían cómo el ansiado título universitario cada vez se volvía más difícil de alcanzar.

«¿Cuál era la preocupación del venezolano antiguamente? Tengo que estudiar, trabajar, para poder tener lo mío. Ahorita es no tengo comida», cuenta Mariana.

Venezuela está hundida en una crisis política y económica aguda. La caída en picada del precio del petróleo -casi el único producto que exporta- pegó fuerte en el país sudamericano. Los organismos internacionales sostienen que durante los años de fuertes ingresos de divisas por la colocación de hidrocarburos en el exterior, el gobierno no ahorró para cuando el viento soplara en otra dirección.

El desplome del crudo agarró al país bajo una conducción duramente cuestionada tanto dentro como fuera de sus fronteras, la de Nicolás Maduro, el sucesor de Hugo Chávez. Los medicamentos escasean, las personas hacen horas de fila para tratar de comprar alimentos (algo que no siempre se logra) y esto ya se nota en los cuerpos de los venezolanos, que en los últimos tiempos han enflaquecido. La inseguridad azota al país de 30 millones de habitantes. Su capital, Caracas, es la ciudad más violenta del mundo: en 2015 hubo 3,946 homicidios, casi 120 cada 100.000 residentes.

La nación con costas sobre el Caribe alcanzó otro primer puesto nada envidiable: es el país con la mayor inflación del mundo. El Fondo Monetario Internacional proyectaba en octubre que terminaría 2016 en 720%. El gobierno –según las estadísticas oficiales, la inflación fue de 180% en 2015–, dice que el país enfrenta una «guerra económica» y que la inflación es «inducida».

Las historias de los venezolanos con los que habló El Observador suman detalles a estos datos macro: familias que compran cabras porque no consiguen productos para sus hijos intolerantes a la lactosa, ladrones que suben con POS a los ómnibus para robar de las tarjetas de débito de los pasajeros y un pueblo que, frente a las dificultades para conseguir lo que necesita, no tuvo más remedio que volver al trueque.

La travesía de Mariana y Freddy tiene puntos de contacto con las de otros compatriotas que también salieron de Venezuela. En los últimos tiempos, muchos tomaron la decisión de emigrar. Un país que tradicionalmente recibía gente –entre otros, exiliados uruguayos durante la dictadura– se convirtió en un expulsor de población. La pertenencia de Venezuela al Mercosur (más allá del sainete en que se convirtió este asunto en los últimos meses) hizo que muchos de los que buscaban un país al que viajar pusieran sus ojos en Uruguay por las facilidades para, entre otros, obtener la residencia.

En los últimos años la cantidad de venezolanos que obtuvo su documento de identidad uruguayo no hizo más que crecer. Mientras que en 2011 fueron 369 los nacidos en Venezuela que sacaron la cédula uruguaya, para entre enero y mediados de diciembre de 2016 esa cifra había trepado a 2.220, según datos de la Dirección Nacional de Identificación Civil del Ministerio del Interior.

También son más hoy que un tiempo atrás los que tramitan sus residencias temporarias: 35 en 2013, 27 en 2014, 43 en 2015 y 67 a noviembre de 2016, de acuerdo a la Dirección Nacional de Migración, también de Interior. Las residencias permanentes, en tanto, también treparon. En 2015 fueron 667 los venezolanos que la tramitaron. Cuando no había terminado 2016, este número ya había llegado a 787. El grueso de este grupo (376) tiene entre 25 y 34 años. «Estamos frente a ciudadanos venezolanos que son población económicamente activa y un gran número de ellos han manifestado tener estudios terciarios finalizados y/o prontos a finalizar», indica un informe de cancillería.