Fuentes de la ANEP informaron a El Observador que para participar de PISA los países deben pagar a la OCDE y destinar recursos para solventar también los gastos locales que conlleva su implementación. De acuerdo a los informantes para participar de la próxima edición (2018), Uruguay deberá pagar a la OCDE U$S 163.102 (152.500 euros), divididos en cuotas anuales en los próximos tres años.
Las fuentes estimaron que para la última edición (2015), el pago fue similar. En tanto, los gastos locales de la evaluación sobrepasaron los $ 6.500.000 (US$ 230.535). Esto incluye el salario de los técnicos de ANEP que se encargan de analizar los datos, los gastos que implica la puesta en marcha de la prueba piloto un año antes y los gastos de implementación de la evaluación en sí, entre otros. Es decir, en una edición de PISA, el país invierte más de U$S 393.469. Si se tiene en cuenta que desde 2003 Uruguay participó de cinco ediciones de PISA el montó de la inversión total se eleva a U$S 1.967.345; informó El Observador.
La inversión es importante en un contexto en el que escasean los recursos para la educación. Sin embargo, días atrás El Observador informó que a dos meses de conocidos los resultados de la edición de 2015, ni el Consejo de Educación Secundaria (CES) ni el Consejo de Educación Técnica Profesional (CETP – UTU) analizaron el desempeño de sus alumnos en la evaluación internacional, ni pensaron estrategias para mejorar la realidad que demostraron. Tampoco tienen previsto hacerlo.
El año pasado en el marco de la Rendición de Cuentas el gobierno debió recortar el presupuesto destinado a la educación en $ 629 millones. Esto motivó la reacción de los propios diputados oficialistas que plantearon en la discusión parlamentaria que con $ 400 millones se podían construir 40 liceos.