Por Isaac Alfie – El cierre de FANAPEL dejó a Juan Lacaze sin su última gran empresa, al menos en su significado local.
La pérdida de empleos industriales no es patrimonio uruguayo. En el mundo entero la industria se tecnifica y disminuye su plantilla. Conocido lo anterior, no implica que la industria en sí desaparezca ni que otras actividades no puedan, y de hecho lo hacen, generar empleos.
La Industria en el mundo sigue y seguirá existiendo, aumentando su producción con menos mano de obra directa aplicada, en un continuo proceso de mejora de la productividad derivada del avance tecnológico. Lo anterior se da de manera pausada, “lenta”, que no puede explicar una reducción de 4.3% en el empleo industrial de Uruguay durante el 2016.
Entonces, más allá de la tendencia de largo plazo, otra cosa diferente y por problemas particulares de la economía uruguaya, es la masiva pérdida de empleos industriales y de los sectores de la construcción y agropecuario, unas 28.000 personas entre los tres sectores. La pérdida de competitividad, derivada del aumento del costo doméstico medido en dólares sin que los precios de venta expresados en esa moneda hayan aumentado, es la razón básica para lo que estamos observando.
Tenemos por tanto dos cosas independientes, una estructural y otra, esperemos, coyuntural que responde a problemas domésticos. Debemos siempre tener claro que una vez suspendida la producción, la unidad productiva si no hay una rápida reapertura, difícilmente retome niveles de actividad comparables con los previos al acontecimiento. Por alguna razón se llegó a esa situación y, a menos que ésta obedezca a hechos estrictamente coyunturales y generales, el razonamiento lógico nos dice que debemos buscar alternativas viables, pero aferrarse a lo anterior no es el mejor
consejo.
En ese espíritu y con esa línea de pensamiento es que personas del Partido Colorado se pusieron a pensar algunas alternativas de solución de medio plazo para la difícil situación que atraviesa Juan Lacaze. Quienes concurrimos a explicar las ideas fuimos claros al expresar desde el inicio que, por mayor pena que nos cause, lo peor que se puede hacer es pensar en revivir el pasado y aferrarse al mismo, porque aun cuando la fábrica se reabra, seguramente para muchos será una pérdida de tiempo, porque el empleo seguramente será menor y, como se nos expresó por parte de los
propios trabajadores de la empresa, con menores salarios.
Entonces, si mirando exclusivamente esa industria habrá pérdida de empleos e ingresos, resulta imperioso buscar generarlos por otro lado. En ese marco, la intervención estatal debe orientarse a crear las condiciones para que surjan alternativas de mediano y largo plazo, al tiempo que en plazos cortos debe paliar el drama que viven las familias que perdieron su empleo.
El paliativo debe ser transitorio y no muy extenso, porque de lo contrario perpetuará la lamentable situación, y ello no ofrece futuro a las personas que reciben la asistencia quienes pasan a ser dependientes de la caridad pública y, al mismo tiempo, obligan a detraer recursos (cobrarle impuestos) a otros, reduciendo su capacidad de consumo y ahorro.
Entonces la propuesta se concretó en habilitar como “Puerto Libre” el puerto de la ciudad, lo cual se puede complementar con una Zona Franca y el establecimiento de depósitos aduaneros particulares si fuera del caso y el espacio declarado puerto libre fuese insuficiente.
El paliativo de corto plazo naturalmente no es otro que el seguro de paro, pero al mismo tiempo se debe rápidamente implementar un programa de reconversión laboral especial y cursos para ello. Se dejó en claro que el seguro de desempleo no puede ser eterno y que la declaración de “Puerto Libre” no alcanza por sí sola, ya que ese puerto es de cabotaje hacia Argentina, necesita dragado (inversiones del Estado) para aumentar su calado y potencial e inversores que pongan el dinero necesario para operar tanto el puerto como generar otras actividades, industriales, comerciales y logísticas.
Muchos actores fueron a la ciudad a interiorizarse de la situación, nosotros también y lo hicimos con una propuesta global. Dos días después de ello, una parte sustancial del Poder Ejecutivo, encabezada por el propio Presidente de la República, concurrió a Juan Lacaze e hizo suya íntegramente la propuesta que los Colorados planteamos. Nos parece muy bien porque es un claro indicador que, al menos hasta el momento, no se ha encontrado nada mejor.
Hacemos votos para que la propuesta se concrete rápidamente, eso está básicamente en manos del Poder Ejecutivo, sea por acciones directas de administración o por la necesidad de cierta legislación donde tiene iniciativa privativa.
De la misma manera, deseamos que existan otras iniciativas derivadas viables. Estamos seguros que existen otras, es cuestión de dar las posibilidades al sector privado que irá buscando el camino de salida.