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Rodrigo debió estar bañadito y peinado, sin embargo terminó siendo héroe

Foto: Pasión Tricolor

El clásico fue de un nivel futbolistico mediocre. Ya sé, me va a decir que así son este tipo de partidos; aunque aquí en la interna -salvo alguna excepción- es lo que vemos domingo tras domingo, juegue quien juegue, con rodaje o sin rodaje. Nacional y Peñarol igualaron 1 – 1 con goles de Junior Arias para el aurinegro y Rodrigo Aguirre – que jugó varios minutos de regalo – ya en los descuentos, y con diez hombres; permitiéndole al tricolor quedar como puntero solitario del Apertura.

En un mundo futbolero interno donde se está mas preocupado en «el negocio de las cámaras», si vendemos bien o no la imágen y con muy poquito se llega a ser «crack»; los grandes volvieron a demostrar que ya nos son tan grandes; y que en cancha mostraron una vez más serias carencias en todas sus líneas.

Para destacar: lo de Guruciaga – Nandez en Peñarol; lo de Espino – Arismendi en el tricolor; y un Aguirre que si lo tenés en cancha es diferente -velocidad, repentización, precisión-; de generación de juego ni hablamos. Y un detalle importante; con toda «la perolata», la parafornolia que se mueve y que se mastica en los estrados externos al futbol, en este clásico se corrieon a 15.000 personas mínimo.

Pobre clásico, poco fútbol, mucho color (en todos los ambitos).