Colonia Noticias

Día del Libro

Se eligió el 26 de mayo para celebrar el Día del Libro por ser el día en que se inauguró nuestra primera biblioteca pública, a iniciativa de Dámaso Antonio Larrañaga.

Las autoridades de la educación resolvieron en 1939 que el Día del Libro sea celebrado el 26 de mayo con la finalidad de despertar en los escolares «el amor por las buenas lecturas y, a la vez, como acto recordatorio de la fundación de la primera biblioteca pública del país».

Dámaso Antonio Larrañaga

Esta destacada figura que tuvo nuestro país nació en Montevideo, en 1771, y falleció en su quinta del Miguelete en 1848. Vivió, entonces, la última etapa de la vida colonial y el primer período de la República.

Ocupó altos cargos como sacerdote, y fue Capellán de nuestras tropas en la lucha contra los invasores ingleses, trabajando sin descanso en el cuidado de los heridos.

En esos tiempos tan difíciles recorrió el país realizando importantes estudios de nuestra flora y nuestra fauna. Sus investigaciones en Ciencias Naturales fueron citadas por los grandes sabios europeos de la época. Escribió también obras de carácter histórico. Fue asesor, secretario y amigo de Artigas.

Como fundador y director de nuestra primera biblioteca pública, impulsó con dedicación y entusiasmo el progreso cultural del país.

EL DULCE MILAGRO

¿Que es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.

Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento.

Y murmura al verme la gente que pasa:
«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!»

¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende
Que no nacen rosas más que en los rosales
y que no hay más trigo que el de los trigales!

Que requiere líneas y color y forma,
y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: «Voy con la dulzura»,
de inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren
que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel,
carcelero rudo carcelero fiel.

Cantaré lo mismo: «Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen».
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia
de un inmenso ramo de rosas de Francia!

Juana de Ibarbourú