“El Gobierno debe responsabilizarse y reducir las tarifas públicas para que bajen los costos internos y las industrias uruguayas vuelvan a ser competitivas”.
“No descubrimos nada si decimos que la situación de las industrias en el departamento de Colonia es altamente preocupante, pero hace años que venimos haciendo esta advertencia y entendemos que debemos reiterarla ahora, y que el Gobierno, principal responsable de esta situación, debe implementar medidas para revertir esta situación de crisis”, señaló la diputada Nibia Reisch (Partido Colorado).
La legisladora acompañó días pasados a la Comisión de Industria, Energía y Minería de la Cámara de Representantes, visitando distintos puntos del departamento, entre ellos el Centro Comercial e Industrial y la planta industrial de Cooperativa CALCAR (Carmelo), la planta industrial de Montes del Plata (Conchillas), la planta industrial de Granja Pocha y el Parque Industrial gerenciado por la Agencia de Desarrollo Económico (Juan Lacaze), la planta industrial de Los Nietitos S.A. (Colonia La Paz), y la planta industrial de la ex Los Rumbos y de Granja Brassetti (Nueva Helvecia), además de reunirse con el intendente y con diversas Comisiones de la Junta Departamental.
“Hemos visto en los últimos años, en particular en los últimos cinco o seis, pero con mayor fuerza en los últimos dos, que en nuestro departamento han sido muchas las industrias y pequeños comercios que han cerrado, y otros están atravesando momentos de mucha dificultad”; expresó.
“La situación en el sector lechero no es distinta, y aun tomando en cuenta el repunte en el precio internacional de los lácteos, en particular de la leche en polvo, que es el producto más exportado por las industrias lácteas de Uruguay, el sector se mantiene en una situación de crisis. Si se compara con el año 2014, hoy hay un 20% menos de trabajadores en la industria láctea y un 25% de trabajadores zafrales, lo que da una pauta de la situación”, indicó Reisch.
“Es lastimoso el cierre de tambos y el consecuente impacto social y económico no sólo en nuestro departamento de Colonia, sino también en San José, Florida y Canelones, donde se concentra la mayoría de los establecimientos dedicados a esa actividad. Ecolat y Schreiber Foods cerraron en 2015 y ello derivó en la pérdida de 600 empleos, pero se corre el riesgo de que otras empresas sigan el mismo camino”, aseguró.
“¿Y qué se puede decir de la industria del papel? Cerró FANAPEL, un monstruo, durante años un buque-insignia de Uruguay, que desde su fundación en 1898 supo atravesar distintas épocas y que el 13 de febrero de este año debió cerrar sus puertas definitivamente, perdiendo 250 trabajadores sus empleos, en una industria que llegó a ocupar a 1.300 operarios de manera directa”, lamentó.
La principal causa: el alto impacto tributario
“La pregunta es: ¿A qué se debe que industrias de distintos sectores, con un pasado propicio, decayeran en pocos años como consecuencia de un nuevo escenario desfavorable? ¿Cuál es la razón por la cual empresas de armado de automóviles, de los sectores lácteos o de la fabricación de papel, que impulsaban la economía nacional con importantes colocaciones de commodities y ventas hacia Argentina, Brasil y otros países, y favorecían la economía de sus ciudades o regiones, declinaran hasta desaparecer?”, se preguntó Reisch.
“Si se analiza cuáles son las principales causas de este descenso de la actividad y de pérdida de puestos de trabajo, en todos los sectores se señala lo mismo. Las consecuencias son básicamente dos. Una, es que las ventas al exterior cayeron en 2015 y 2016 como consecuencia de la incertidumbre y la oscilación de las economías y del descenso de la demanda de los productos uruguayos desde Europa, que optó por comprar en mercados más baratos. La otra, son los endeudamientos generados (por inversiones y con proveedores) para seguir en actividad -ligados a la pérdida de competitividad- y el brutal aumento de los costos internos, en particular el alto impacto del precio de los combustibles y de las tarifas de los servicios públicos, en especial el de la energía eléctrica”, explicó Reisch.
“La suba de tarifas no se relaciona a los costos. Se ajustan porque el Gobierno necesita más plata, por necesidades fiscales, para tratar de tapar agujeros que nunca debieron haberse hecho, como el déficit acumulado de 2.200 millones de dólares en ANCAP, o las pérdidas millonarias en ASSE o en PLUNA. Eso ya es de por sí bastante malo, pero peor aún es que se castigue a los sectores productivos por problemas que generó el propio Gobierno y que ahora no sabe cómo solucionar”, indicó.
“Si no se corrige el rumbo rápidamente, más industrias van a cerrar en el país y en el departamento de Colonia”, finalizó la parlamentaria colorada.