El sector agrícola ha estado sufriendo en los últimos años una significativa pérdida de competitividad, provocando una importante disminución de ingresos para la economía de nuestro país.
No se visualiza en un futuro cercano una recuperación de los precios de los granos. Si no se toman medidas urgentes, el deterioro continuará desmotivando la inversión y provocando un retroceso en las fronteras agrícolas, dejando a las zonas alejadas de los puertos fuera del rubro, provocando una disminución de las áreas sembradas, marginando a productores y reduciendo considerablemente las fuentes de trabajo. Todo esto, como ya expresamos, en mayor perjuicio de nuestra sociedad.
Esto se debe a múltiples factores entre los cuales podemos mencionar:
Evolución de costos y rentabilidades:
• Atraso cambiario, tema ya presente y analizado tanto por la sociedad técnica como por la sociedad en general
• Costos energéticos muy altos desfasados de la región y por ende de nuestros competidores; tema insumo que afecta tanto en la producción directa en el campo, como en los fletes y también en la fase industrial de los distintos procesamientos. Si bien ha habido una disminución de los costos del gas-oíl este ha sido absolutamente insuficiente.
• Estas políticas provocan que cultivos tradicionales como los son el trigo y el arroz, se realicen en el umbral de la relación costo beneficio, con un altísimo riesgo en el resultado económico lo que ha determinado varias zafras a pérdida. Como resultado cada año se siembra menos área. En el caso de la soja, en la última zafra se logró una producción record, pero la rentabilidad final fue apenas positiva.
Con un año climático promedio los números hubieran sido rojos.
• La incidencia del costo del combustible en el transporte de carga carretero determina que aquellas zonas más alejadas de los puertos queden fuera del negocio agrícola, impactando directamente en puestos de trabajo genuinos.
No aprobación de nuevos eventos transgénicos:
• Al no aprobarse por el gabinete de Bio-seguridad los eventos genéticamente modificados cuya evaluación finalizó sin argumentos científicamente comprobables para oponerse a los mismos se están vulnerando los derechos del productor en particular y del sector en general, al rezagarlo con respecto a la región y al mundo en la disponibilidad de tecnología actualizada y de alto impacto (Sanidad, potencial de rendimiento y calidad entre otros).
• El rezago tecnológico resultante de esta suerte de moratoria de hecho en materia de organismos genéticamente modificados impide controlar de manera más efectiva malezas cuarentenarias en el protocolo suscripto con China para la exportación de soja (tutía, cepa, abrojo) y otras de difícil control como son el Amaranthus Palmeri y la coniza (carnicera). El resultado de la actual política es una mayor presión de agroquímicos sobre los cultivos, con el consiguiente impacto negativo en el medio ambiente.
• Alguno de estos eventos que no están aprobados para ser sembrados por los productores en general, si están aprobados para producción de semilla en contra-estación para el hemisferio norte. También ingresan a nuestro país como grano para consumo animal, dado que se encuentran aprobados en la región.
Protocolo para la exportación de soja a China:
• La ausencia de malezas cuarentenarias que le impone este protocolo a la soja uruguaya, aparte de ser difícilmente realizable, le ha provocado al productor un desmedido aumento de costos. Descuentos y mermas que escapan a su posible control y que provoca un aumento de las pre-limpiezas, con un patrón aparentemente estadístico, con los consiguientes beneficios para sí. También en muchos casos, se ha aumentado la distancia a puerto desde las chacras, debido a los lugares donde se encuentran los puntos de toma de muestras.
• Proponemos que se renegocie el límite de malezas cuarentenarias a situaciones lógicas, para el próximo protocolo.
Cuidado del medio ambiente:
• Las buenas prácticas agrícolas como son la siembra directa y la utilización de bio-tecnología de última generación, entre otras, minimizan los riesgos de erosión y disminuyen el uso de insecticidas y herbicidas.
• Vemos que las políticas reguladoras impulsadas desde el MGAP, no tienen el efecto buscado y por el contrario le provocan al productor una rigidez inadecuada en su toma de decisiones.
• Es responsabilidad de todas las partes realizar las aplicaciones de agroquímicos de manera tal que el impacto en el ambiente sea el menor posible y que no se ponga en riesgo la salud del operario en primer lugar y de toda la población en general. Creemos con preocupación que la nueva reglamentación para estas aplicaciones no tenga el efecto que perseguimos todas las partes. Entendemos que se van a encarecer las aplicaciones profesionales y que van a disminuir los equipos que cumplan con la nueva normativa. Esto va a provocar, desde nuestro punto de vista, con un aumento de la informalidad del sector y por consiguiente con un efecto contrario al buscado.
• Creemos que la manera más efectiva de conseguir mejoras sustanciales en pro del objetivo buscado, pasa esencialmente por la capacitación y la periódica actualización de los aplicadores profesionales y los responsables de las empresas que brindan este servicio.
• Entendemos que se debe continuar con la construcción de la Convivencia entre distintos rubros productivos, con normas precisas a partir de las cuales surjan obligaciones para todas las partes que eviten situaciones como la vivida por los apicultores de Salto. No se trata de demonizar sistemas productivos ni productores a partir de su tamaño, ese facilismo suele obedecer a razones ideológicas que en nada contribuyen a construir el país productivo del que todos dependemos.
La Asociación Rural analiza en forma permanente estos temas y se encuentra abierta para colaborar en su solución, con planteos claros y concretos, para el mejor desarrollo y nivel de vida de nuestra sociedad.