Viernes Santo: la Pasión y Muerte de Jesucristo

JESÚS no salió a hacer turismo. Y si tu sales bienvenido sea -tienes todo el derecho a pasear- pero recuerda antes que nada y de emprender tu viaje; que «hubo alguien que dió su vida por tí, por mí, por la humanidad»; para darnos la oportunidad de limpiarnos y también pasar -allí donde te encuentres- «de muerte a vida».

Este Viernes Santo celebramos la Pasión y Muerte de Jesucristo. Celebramos la muerte de Jesús, quien ha muerto por cada uno de nosotros y por toda la humanidad para reconciliarnos con el Padre, con el CREADOR del Universo y todas las cosas que en el hay. En este día se conmemora el amor extremo de Cristo para rescatarnos.

JESÚS se entregó en la Cruz por cada uno de nosotros. Hay que comprender que la Cruz es un signo de victoria sobre la muerte, especialmente que es una victoria sobre el pecado.

Con su sacrificio, Cristo pagó el precio que la humanidad debía pagar por sus pecados. Por eso, en este día necesitamos meditar, pensar y sentir sobre el significado de la Pasión y Muerte de Jesucristo.

Una de las actitudes que el cristiano debe tener durante el Viernes Santo es la reflexión porque así comprenderemos y profundizaremos el sentido de la muerte de Cristo. Fue necesario que EL muera -y se levantara al tercer día- para que si tu le aceptas en tu corazón «vivas verdaderamente». No fue Buda, ni Moon, Ni Ghandi, ni la infinidad de «falsos cristos» cósmicos, que las huecas filosofías quieren con el «cuento del tío» -tal cual en épocas de los Corintios- imponer; los que entregaron su vida por tí, y por mí; sino JESÚS, DIOS MISMO, el Verbo hecho carne. Su tumba está vacía -mientras en los demás se conservan sus restos, simples mortales-; ÉL lo dijo…esto que hoy se celebra , «tiene que pasar»; pero también dijo que al tercer día se levantaría, demostrando que ni lo alto, ni lo profundo, ni la oscuridad, ni la misma muerte habría de vencerlo. Y así fue. La muerte está vencida. Tu también puedes vencerla y VIVIR «una vida plena y en abundancia». JESÚS el Hijo de Dios, el unigénito , marcó el camino, el verdadero.

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Juan 3:16-21

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