Nació en Salto un 3 de diciembre de 1942 – falleció en São Paulo, el 2 de diciembre de 2013. Pedro Virgilio Rocha Franchetti conocido por su apodo de “El Verdugo“ –con el cual lo bautizara Heber Pinto gran relator de la época- jugó profesionalmente entre los años 1960 y 1980. Jugaba en la posición de volante, haciendo la diferencia por su excelsa calidad, clase y una incomparable pegada. Huelgan las palabras si vamos a diarios y revistas de la época –cuando lo de hoy era impensado en materia de comunicaciones-; aparecía en la consideración de los brasileños como “El Pelé blanco“.
En su momento, Pelé dijo que Rocha era el mejor jugador del mundo, y aún muchos se preguntan que habría sido de Uruguay en México 1970 sin la temprana lesión de Rocha contra Israel. Rocha estaba en ese momento en la cima de su carrera y llegaba como una de las máximas estrellas del balompié mundial.
Paseó su talento y su clase por las canchas durante 21 años, fundamentalmente en Peñarol y San Pablo, aunque también jugó para Curitiba, Palmeiras Bangú y Monterrey de México y terminó su carrera jugando en Arabia Saudita.
Elegido por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol como uno de los 40 mejores jugadores sudamericanos del siglo XX.
Se destacó como integrante de la Selección de fútbol de Uruguay (con la que disputó 52 partidos entre los años 1961 y 1974 – recordar que en aquella época las Eliminatrias iban por series; eran de cuatro, a lo sumo 6 juegos- y participó de cuatro mundiales. A nivel de clubes, es especialmente recordado por sus actuaciones en Peñarol (década del ’60) y San Pablo (década del ’70).
Sus inicios fueron en su ciudad natal Salto, donde arrancó en el Peñarol local, llegando a la capital para quedarse con todos los títulos posibles.
Con Peñarol ganó los campeonatos Uruguayos de 1959, 60, 61, 62, 64, 65, 67 y 68, tres veces la Copa Libertadores (1960, 1961 y 1966), la Copa Intercontinental en 1961 y 1966, Supercopa de Campeones de 1969 y dos ediciones de la Copa Competencia uruguaya en 1964 y 1967. Con San Pablo ganó dos campeonatos Paulistas en 1971 y 1975, también la serie A (actual Brasileirao) en 1977 y el Campeonato Paranaense en 1978. Fue goleador del Campeonato Uruguayo 1963, 1965 y 1968 Goleador de las Clasificatorias Sudamericanas de 1965.
También fue campeón y mejor jugador de la Copa América 1967, ganando la final Uruguay con gol suyo ante Argentina. Goleador de la Supercopa de Campeones 1968-1969, Goleador del Campeonato Brasileño 1972 y de la Copa Libertadores 1974. Rocha convirtió 213 goles en su carrera.
Un jugador con carácter y temperamento, sumado a una gran riqueza técnica y temple ante la adversidad.
Calidad, valor, fuerza, elegancia y cabeza levantada para un genio que conjugaba talento y regularidad, no escapándole al sacrificio.
Los cronistas de la época los describían como un jugador de habilidad especial para amasar la pelota, una larga zancada y un remate formidable –temible para los arqueros- y de gran precisión.
Un hermoso, maravilloso «recorte a la historia» en tiempos de mundiales, en tiempo donde muchas veces «las luces» del marketing nos encandilan y no nos permiten analíticamente mantener el justo equilibrio conceptual en cuanto a valores futbolísticos –es decir la objetividad- no nos dejan ver más allá o no nos permiten recordar más que unos pocos capítulos; que dentro del historial glorioso celeste «encajan»; pero no hacen diferencia alguna con aquellos que marcaron el camino y comenzaron a escribir la rica historia celeste.
Por eso hoy, y para que los más chiquitos, los jóvenes; sepan que también nosotros fuimos “privilegiados”.
Por eso hoy con mucho amor futbolero: PEDRO VIRGILIO ROCHA – difícil de igualar.