En 2018 se han celebrado dos acontecimientos importantes en la comunidad de Colonia Valdense. El primer liceo rural del interior del país cumplió 130 años de vida y la primera Escuela del Hogar celebró los 100 años de vigencia.
Instituciones que datan de épocas distintas en el proceso de desarrollo de la colonia, pero que de algún modo, son hitos fundamentales que anunciaron el «por-venir» de la comunidad.
Podríamos decir que allí se gestaron instituciones que asentaron y al mismo tiempo marcaron el rumbo de la identidad valdense en el Uruguay, definieron los aportes y las características de la integración de los inmigrantes en el país. Contextos fermentarios, donde las figuras del pastor Daniel y su hija Ana Armand Ugon se consolidaron en su liderazgo respectivamente.
El Espacio Cultural Valdense se integró a las celebraciones con una apuesta fuerte y novedosa: una muestra temporaria en el Museo Valdense, que permite reconstruir y recordar la gestación de las Escuelas del Hogar.
Con el título Ana Armand Ugon: «entre» el hogar y el mundo, quedó inaugurada el 26 de abril y abierta para el resto del año. Es una apuesta fuerte por las características de la muestra, que quiere inscribirse dentro de un paradigma que concibe al museo como lugar para sentir, pensar y vivir la historia. Esto supone, poner en escena lo visual, auditivo y táctil; todo un trabajo que requirió de un equipo multidisciplinario trabajando por más de seis meses.
Como integrante de ese equipo, quiero compartir aquí, algunos de los fundamentos teóricos que sustentan la relevancia de la muestra.
ALGUNOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS
De acuerdo a los estudios de Marvin Harris «Todas las culturas tienen actividades pautadas que se pueden agrupar en la categoría de la esfera doméstica de la vida.
El ingrediente básico es un espacio de vivienda, abrigo, residencia o domicilio que sirve como lugar en el que se realizan ciertas actividades de carácter universal (…) En muchas culturas comprenden la preparación y consumo de alimentos; el aseo, acicalamiento y disciplinamiento del joven [sic]; dormir, y las relaciones sexuales entre adultos» (Harris, 1992: 261). Al mismo tiempo, el autor advierte que no se puede establecer una lista rígida de las actividades que incluiría lo doméstico porque no todas las culturas realizan las mismas actividades o muchas las resuelven fuera de esos límites. El asunto está en que el comportamiento y la organización de un espacio define los demás (Murillo, 1996). Sobre quiénes recaen las tareas domésticas o cuáles son sus significados sociales remite a cuestionarse dialécticamente sobre el resto de los espacios y dimensiones de la vida humana.
Carole Pateman (1996) sostiene que la dicotomía entre lo privado y lo público ha ocupado un lugar central en la discusión feminista de más de dos siglos.
Sobre todo en la reivindicación de separar «naturaleza» de «mujer».
La autora propone entonces atender que la «naturaleza» siempre tiene un significado social, un significado que varía además ampliamente en diferentes sociedades y en diferentes períodos históricos. La naturaleza representa bien una fuente de sometimiento, bien una fuente de libre creatividad únicamente en virtud del significado que le confiere su lugar en las relaciones sociales específicas (Pateman, 1996: 11). De este modo sugiere desarrollar una perspectiva teórica feminista que dé cuenta de las relaciones sociales entre mujeres y hombres en estructuras de dominación y de subordinación históricamente específicas, y podríamos añadir, dentro del contexto de las interpretaciones específicas de los «público» y lo «privado».
Esta breve aproximación nos permite estimar que estudiar la vida y la obra de una mujer valdense en el Rio de la Plata tiene mucho sentido; es capaz de arrojar información e interpretaciones interesantes sobre lo que en un momento y en un lugar específico significó «lo doméstico» y cómo se articuló el espacio público, así como la vida de hombres y mujeres.
Privilegiamos una trayectoria, porque al hacerlo se estudia la comunidad más próxima, las políticas educativas, los gobiernos de turno; pero también la vida cotidiana: el acceso a los bienes y servicios, los modos de trasmitir los saberes, los modos de apropiarse y resignificar.
Decir que Ana estaba «entre» el hogar y el mundo tienen que ver por el lugar asignado a lo doméstico, pero también con su propia trayectoria personal, promoviendo el mundo que soñaba.
ANA ARMAND UGON Y LA CONSTRUCCIÓN DE LOS SIGNIFICADOS
Seguramente, para la mayoría de ustedes, el nombre y la obra de esta maestra resultan familiares. Desde la experiencia educativa temprana motivada por un contexto que promovía la educación para varones y mujeres, Ana Armand Ugón accedió a la formación magisterial en Montevideo. Fue directora por concurso de la Escuela Nº 26 de su localidad y docente y directora del Liceo; organizó el Parque Escolar «Claudio Williman» y fomentó la creación de la liga femenina de la colonia.
En 1918 inauguró la primera Escuela del Hogar.
Posteriormente sistematizó sus enseñanzas en el Libro de Cocina y organización doméstica del que se realizaron tres ediciones; dictó conferencias y realizó cursos para maestros a pedido de Primaria. En 1935 las «Escuelas» (quince en todo el departamento de Colonia) fueron oficializadas como Escuelas Municipales del Hogar, se modificó su reglamento interno estableciéndose un curso de 4 años de estudio y se creó el cargo de Inspectora de las Escuelas del Hogar.
Un antecedente importante de esta obra es la formación recibida en Europa durante los años 1911-1913 a la que había sido enviada junto a otras 4 maestras uruguayas por el gobierno de José Batlle y Ordoñez. En su estadía conoce y sistematiza la educación que desarrollan los belgas, alemanes y franceses en las escuelas agrarias ambulantes y fijas para el campesinado europeo, específicamente para las mujeres.
La obra de Armand Ugon es riquísima y compleja al mismo tiempo. Ella se convirtió en una actora importante que definió la diferencia sexual de una época, implementó elementos para empoderar a las mujeres rurales y encausó un tipo de formación con propósitos económicos, políticos y éticos. De este modo y específicamente a través de la Institución, se esboza un significado social de lo doméstico -tema que no es menor en un país que atravesaba su proceso de modernización-. Para esbozar algunos de esos significados, podemos recurrir al Libro de Cocina y Organización doméstica; en varias oportunidades la autora vincula el quehacer del hogar llevado adelante por las mujeres, como una «gran tarea casera y patriótica». Por ejemplo, cuando afirma: «La mujer -por sus condiciones especialísimas- tiene una misión muy importante en la dirección del hogar. Hay mil modos de dirigir una casa; debe elegir el mejor, pues, hacer próspero el hogar y mejorar por su intermedio el rincón del mundo en que se vive, es engrandecer a la patria.»
(1957:17) Y más adelante: «la economía estricta es uno de sus cimientos sólidos (…) Un hogar -que es el organismo financiero más común- será un organismo viviente para una nación, si orienta con claridad y prudencia sus finanzas.» (1957:21) Por otra parte y como lo hace notar Delio (2014), la educación rural uruguaya estuvo fuertemente influenciada por una finalidad económica orientada fundamentalmente a la construcción de sujetos «úti les» con afición al trabajo. En ese sentido, tampoco estuvo ajena, ya que Ana Armand Ugon concibe la tarea doméstica como una profesión, asociándola en varias oportunidades al trabajo productivo:
«Una atención rápida para los detalles, buen criterio para la compra y venta, una pronta adaptación a cualquier eventualidad, con una pérdida mínima de tiempo, son cualidades esenciales de un gran comerciante y de un ama de casa habilidísima.» (1957:18-19) Al mismo tiempo, la tarea doméstica conlleva asociados, el valor de la salud, altos valores espirituales, pero sobre todo deja ver un sentido de la vida para las mujeres rurales que tal vez no predominaba hasta entonces: La creatividad y el liderazgo de Ana quedó a la vista; sólo me resta invitarlos a vivenciar ese acontecimiento a través de la muestra del Museo Valdense.
“…porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto“
Hechos 4:20
Carolina Clavero White