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Hubo un día un pacto: a los que quedan ¿no habría que consultarlos?

PARA SABER DÓNDE ESTÁN.

OPINIÓN – En estos tiempos tan especiales, y donde «se hace carne el dolor», en cada amanecer, cada día, cada año que pasa, de los familiares de desaparecidos, con los cuales también me hago carne, y empatizo, aún sabiendo que es imposible ponerse esos zapatos -no con los que «quieren usarlos» para la politiquería barata o para la tribuna-; víctimas de una cruenta dictadura, estaría bueno al menos que todos los actores sociales, todos se dieran la posibilidad de preguntarse una vez más , ¿… que fue lo que se pactó verdaderamente en el Club Naval?
Estamos a tiempo creo, muchos de los que estuvieron vinculados directamente, fallecieron, – pero quedan vínculos importantes -, otros no, andan como » Perico por su casa», de un lado y del otro, pues aún creo esto es muy personal – que con la sociedad y la justicia nadie » lavó todas sus culpas»; repito, de un lado y del otro.
Y a buen entendedor… es, de un lado y del otro.
Entonces, antes que logren » zafar» – porque alguno se va pronto – , estos hombres que han sido » eruditos de la política nuestra » – rotulados cómo grandes demócratas – republicanos -, y que tal vez en algún momento se » apearon» hasta el Club Naval para negociar la tan mentada » salida negociada » a la democracia en aquel 1984, tal vez puedan dejar bien claro todo lo que se pactó.
Aunque claro, un Pacto es un Pacto.
Sobre todo para los más jóvenes, y no tan jóvenes,( por ejem. 30 – 35 años, ni nacidos eran) ; que a veces, a esa edad – nos ha pasado -, repetimos y repetimos, les cuento una reseña de lo que se llamó, EL PACTO DEL CLUB NAVAL.

La negociación que culminó con el comúnmente denominado Acuerdo o Pacto del Club Naval tuvo su asiento en la Sede – Carrasco – Calle General French.

Cuatro reuniones se realizaron en dicha Sede del 30 de julio al 3 de agosto de 1984, participando por el Partido Colorado el Dr. Julio María Sanguinetti, Dr. Enrique Tarigo y Sr. José Luis Batlle; por la Unión Cívica el Dr. Juan Vicente Chiarino y el Sr. Humberto Ciganda; por el Frente Amplio el Cr. Juan Young y el Dr. José Pedro Cardozo y por el Partido Laborista los Sres. Cabrera y Maurente. Los negociadores por las Fuerzas Armadas fueron el Comandante en Jefe del Ejército, Teniente General Hugo Medina; Comandante en Jefe de la Armada Vicealmirante Rodolfo Invidio; el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier General Manuel Boadas y como secretario el General Pedro Gonnet. El Partido Nacional resolvió no concurrir a estas reuniones en razón de que su líder, el Sr. Wilson Ferreira Aldunate, se encontraba proscripto y privado de su libertad.

Wilson Ferreira Aldunate había sido detenido el 16 de junio de ese año junto a su hijo Juan Raúl, cuando volvió del exilio. Este fue uno de los hechos que determinaron que el acuerdo se viera siempre, envuelto en polémicas.

El Pacto estuvo precedido de algunos hechos fundamentales, entre los cuáles se destacan las frustradas negociaciones que se celebraron en el Parque Hotel, de las que sí habían participado los blancos y no la izquierda.

Ese fracaso llevó a los militares a tomar una decisión clave: radiaron de las negociaciones al presidente de facto, el general retirado Gregorio Álvarez, al que se responsabilizaba de ello. En esta decisión pesó el cambio del comandante en jefe del Ejército, que había pasado a ser el teniente general Hugo Medina.

Las Fuerzas Armadas se habían visto forzadas a negociar luego de las crecientes demostraciones de poder de los partidos y las organizaciones sociales -expresadas en la Multipartidaria y la Intersectorial- las derrotas en el plebiscito de 1980, las internas de 1982 y una situación económica crítica.

El año 1983 quedó marcado por los caceroleos, el nacimiento del PIT con un multitudinario acto el 1º de mayo frente al Palacio Legislativo, y por las movilizaciones estudiantiles de Asceep. Y, sobre, todo, por la mayor concentración popular de la historia del país, organizada por todos los partidos políticos celebrada frente al Obelisco de los Constituyentes.

1984 comenzó con un paro general. En marzo de ese año, fue liberado el general Líber Seregni, en un gesto de acercamiento hacia los opositores a la dictadura.

Meses más tarde fueron desproscriptos el Partido Demócrata Cristiano y dirigentes de izquierda para permitir su participación en las negociaciones con las Fuerzas Armadas.

El 6 de julio, un año después de que se abortaran las negociaciones del Parque Hotel, las Fuerzas Armadas y los partidos políticos retomaron el diálogo. Lo hicieron con la variante de que el Partido Nacional no participó de las conversaciones y se incorporaron los delegados del Frente Amplio.

Otras 3 reuniones se realizaron entre los militares y los delegados políticos en la sede del Estado Mayor Conjunto. Estos encuentros sirvieron como antesala de las negociaciones en el Club Naval.

Las conversaciones del Club Naval comenzaron el 30 de julio con la participación de los tres comandantes en jefe: Hugo Medina del Ejército, Rodolfo Invidio de la Armada, y Manuel Buadas de la Fuerza Aérea.

Por el Partido Colorado concurrieron Julio Sanguinetti y Enrique Tarigo, por el Frente Amplio el democristiano Juan Young y el socialista José Pedro Cardoso, y por la Unión Cívica Humberto Ciganda y Juan Vicente Chiarino.

El espinoso tema de los derechos humanos nunca fue abordado directamente en las conversaciones, según han afirmado todos los participantes del acuerdo. Sin embargo, el tema, según Seregni, estuvo subyacente o sobrevolando.

En el libro “La Primera Orden” de Alfonso Lessa, se relata que Medina reconoció que de manera paralela al Club Naval, conversaba reservadamente con Sanguinetti en la casa del futuro presidente de Pluna, Emilio Conforte. De esas conversaciones también participó al menos una vez, Enrique Tarigo. Sanguinetti confirmó la información.
Los demás participantes civiles del Club Naval, desconocían ese hecho.

En la reunión del 1° de agosto se redactó el Acto Institucional N° 19, que recoge lo convenido entre políticos y militares. En él se establecen normas transitorias que modifican la Constitución relativas al Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), el Estado de Insurrección, la jurisdicción de la Justicia Militar y las designaciones de los mandos castrenses. La Asamblea General a elegirse el 25 de noviembre tendrá carácter constituyente entre el 1° de julio y el 31 de octubre de 1985, para expedirse sobre estas normas transitorias que regirán hasta el 1° de marzo de 1986. Se crea la Concertación Nacional Programática (CONAPRO), organismo en que partidos políticos y fuerzas sociales procurarán encontrar las bases del acuerdo que permita una transición ordenada del gobierno militar a la democracia.

La reunión del 3 de agosto, la última, fue de ratificación de lo acordado, luego que civiles y militares habían aprobado por separado el texto del Acto Institucional N° 19.

Sería bueno, en estos tiempos donde todos opinan de todo, todos saben de todo, -y alguno hasta quiere «ventajear con el dolor ajeno»- sin estar en «la cocina del Club Naval», salvo aquellos que todavía caminan «con el pacto a cuestas», sería bueno convocarlos, a los que estuvieron, a los «vinculados carnalmente» – políticamente con el que se fue – ; y poder preguntarles realmente… que se pactó?.

Sólo se pactó una salida ordenada, conciliatoria, coordinada, en Paz… hacia la Democracia, o… se pactó algo más?

Pregunto,… ¿se podrá, tan difícil es?
Tal vez así, algún día sabremos, aunque no vuelvan… DÓNDE ESTÁN.

Alex Hernández