El equipo tricolor de 1980 surgió de una crisis y terminó conquistando los mayores títulos esa temporada.
Las imágenes siguen presentes en la memoria de quienes lo vivieron, hace ahora 40 años. El centro de Moreira, el cabezazo de Victorino, el gol que sacudió al Estadio Centenario. Y el saludo final de los campeones, con las camisetas teñidas por el esfuerzo sobre un campo barroso.
El 6 de agosto de 1980, Nacional obtuvo su segunda Copa Libertadores, al final de una campaña arrolladora, que a la vez fue el preámbulo de la segunda Copa Intercontinental del club.
El origen del Nacional 80 fue el desempate por la segunda plaza en la Libertadores frente a Peñarol. El tricolor iba por el título de la Liguilla, pero en pocos días perdió el clásico del torneo y la final ante Defensor. En esa situación tan complicada, que le costó el puesto al técnico Pedro Dellacha, el flamante presidente Dante Iocco confió en Juan Martín Mujica para la dirección técnica del equipo, tal cual lo detalla la crónica de la época de El País.
Mujica se sumó a un grande, el Profe Esteban Gesto que ya había sido contratado – un fenomenal PF que impuso una MR en su rubro -, y entrenó apenas un día con el plantel y armó un sistema que sería sello distintivo de aquel equipo: la marcación hombre a hombre, que para nuestro fútbol parecía una locura. Así ganó el clásico de desempate, con dos goles de Julio César Morales. La presencia de veteranos de la campaña de 1971 fue otra clave. Ya estaban Cascarilla y Juan Carlos Blanco, a los cuales se sumó Víctor Espárrago, siendo piezas claves en el andamiaje del bolso, junto a la clase de figuras emergentes como el gran Hugo De León, Bica , De La Peña, Milar entre otros. Y casi con el mismo plantel de 1979 inició, acaso sin sospecharlo, el camino hacia los mayores títulos de la historia.