Por ahí hay un dicho que dice, «no hay peor ciego…», o alguno dice también, «como caballo de panadero, la mirada en una sola dirección».
Capaz que hay que ver aunque se vea lo que uno no quiera, capaz hay que sacarse el freno, las orejeras y ampliar el panorama, la visión, para ver otras cosas.
Lo cortés no quita lo valiente.
Ni nada implica que lo pasado no pasó, claro que pasó, y que acá hay más de un responsable, por más que algunos quieran dibujar un «paisaje distinto, inexistente, inaceptable».
Esto va mucho más allá de la política, aquí hay gente que murió, que desapareció, y nunca volvió.
Aquí hay gente, que en épocas de la Dictadura y antes, fueron empleados Clase A, intocables, y no importa los colores, y algo deben saber. Habría que llamarlos. Porque algunos «han desaparecido» abruptamente de la vida pública. No se ven. Hay personajes que son lobos disfrazados de corderos – los lobos se los distingue claramente -, engañadores, que hicieron su carrera vendiendo espejitos de colores, hay que llamarlos…
En las últimas horas según informa Montevideo Portal, Familiares de Detenidos y Desaparecidos mostró un documento que comprobaría responsabilidad del comandante del Ejército.
La asociación presentó nueva información en la que se reafirma que el Tribunal de Honor no juzgó a Vázquez por los asesinatos y torturas.
La asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos brindó una conferencia de prensa este martes en la que mostró nueva documentación sobre el Tribunal de Honor que interrogó al coronel retirado Gilberto Vázquez en 2006 y aseguró que los mandos militares ocultaron información al Ministerio de Defensa.
Tras leer uno de los documentos recabados, Ignacio Errandonea, uno de los integrantes de la asociación, informó que el Tribunal de Honor «halló culpable a Gilberto Vázquez de haber ofendido el honor por haber usado un peluquín y haber faltado a la palabra» de no fugarse del lugar en el que se encontraba retenido previo a ser extraditado a Argentina, «pero no por todas las barbaridades que confiesa en el Tribunal de Honor».
Errandonea leyó una carta a la que accedió la asociación y que fue escrita a mano por Gilberto Vázquez en 2006, en la que informó de diversos delitos que había cometido. Solicitando un tribunal de alzada porque consideraba que había sido mal juzgado, Vázquez escribió en aquella oportunidad: «No tengo ninguna duda sobre mi honorabilidad y nunca me fue discutida en 45 años de servicio en actividad y retiro. En cuanto al parecer, escapa a mis posibilidades, pero creo que me afecta mí y al Ejército haber sido acusado de ladrón, de asesino de mujeres embarazadas y torturador, sin que la fuerza me sometiera a un tribunal o me defendiera. En cuanto a los delitos que pueda haber cometido, creo que debería ser juzgado por la justicia militar, pero cabe destacar que he ejecutado a numerosas personas, secuestrado y apremiado en varios países recibiendo por ello felicitaciones de los altos mandos del Ejército durante el proceso y en democracia hasta el año pasado inclusive».
Aquí parte de la carta leída por Errandonea, que marca los hechos aberrantes de Gilberto Vázquez, y la responsabilidad del ejército si esto estaba en su conocimiento -inexcusable-, como también la responsabilidad mayúscula de aquellos que están por encima; y ante un tema en el cual muchos «empuñan la bandera», llama la atención por su importancia, haya pasado desapercibido o al menos haya estado tan en silencio durante tanto tiempo.
Al menos habría que llamar y consultar a mucha gente. Al parecer estarían faltando algunas «fichas» al rompecabezas -según nuestra opinión-, y lo vivido en estos casi 60 años, que no es poco. Se trata de vidas, no de política. Hay que empezar a caminar diferente, si se quiere cambiar de verdad, no como «el caballo del panadero».