Nacional Campeón del mundo: un 11 de diciembre, 1988

Aquel año el Club Nacional conquistaba su última e histórica Copa Intercontinental.

Los amantes del fútbol de todo el mundo miraban desapasionadamente. Pero en un pequeño país de América, los corazones se sentían sujetos a las figuras de aquellos jugadores.

Nacional se había clasificado Campeón de América en 1988 jugando la final contra Newell´s Old Boys de Rosario el 26 de octubre. El campeón de Europa era el equipo holandés PSV Eindhoven con un potencial deportivo y económico impresionante. Era prácticamente una selección mundial con jugadores como Romario y Koeman, los mejores en sus puestos.

A los 7′, un córner que tiró William Castro, perfecto, bombeado y pasado, Van Breukelen (golero del PSV), lanzó un puñetazo, pifió y la pelota siguió. Por atrás entraba Ostolaza y con un frentazo violento dejó asombrados a los 62.000 japoneses. Uno a cero.

A los diez, Koeman quiso entregarla atrás a Van Breukelen y De Lima se la robó. El nueve se fue totalmente solo y, cuando intentó eludir al arquero, este le enganchó el pie derecho. Penal claro. El juez Jesús Díaz dijo que no hubo falta. Pudo ser el 2-0 definitivo. Primer tiempo claro a favor de Nacional, mejor plantado y más peligroso.

El PSV, «se puso las pilas», en el segundo tiempo, logró empatar el partido gracias a un cabezazo de Romario.

Se fueron los noventa minutos. Se juegan los 30 minutos de alargue. Faltando 10 minutos para terminar, el canadiense Ellerman se cayó aparatosamente en el área, el juez Jesús Díaz cobró penal, Koeman -el hoy DT del Barcelona- lo convirtió, puso el 2-1 y parecía que el triunfo era del PSV.

Nacional peleó en los minutos que quedaban cada pelota.

El reloj marcaba 45 minutos cuando el juez cobra córner a favor de Nacional. Un corner que se seguirá hablando por siempre, si fue o no fue. La última chance. Todos arriba, con los tres grandes al segundo palo (Revelez, Ostolaza y De León).
Centro pasado de Yubert Lemos y nuevamente el Vasco Ostolaza de cabeza empató el partido.

Parecía increíble, pero era real.

Luego vinieron los penales para definir al ganador. En Uruguay eran las 4 y media de la madrugada y nadie dormía. La emoción, los nervios, la tensión luego de 120 minutos de juego y ahora los penales ponían a prueba la salud de los bolsos y los fútbolero en el mundo.

Se tiraron veinte penales, comenzando la serie los holandeses.

Por Nacional convirtieron Lemos, Castro, De León, De Lima, Revelez, Ostolaza. El último y definitivo fue ejecutado por Tony Gómez.

El héroe de esa noche fue el golero tricolor Jorge Seré.

Tony Gómez se quedó con el corazón de medio pueblo uruguayo en sus pies.
Por tercera vez Nacional se consagraba Campeón del Mundo.

SALUD CAMPEONES !

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