Central y «la chapa»: el nombre y la calidad, tal un «vino añejo», para sumar otro título

DE «LAS MANOS» DE GARCÍA, GONZÁLEZ Y PORTILLO CENTRAL GRITO CAMPEÓN.

El elenco maragato dio vuelta la serie ante Juventud de Colonia y se consagró por cuarta vez campeón del Interior.

El conjunto coloniense se impuso 5-0 en la ida,- en un partido jugado en condiciones poco comunes -, y donde sin dudas en terreno normal, la historia iba a ser diferente.

Los maragatos con gente «hecha para estas lides», y con refuerzos importantes como Fabricio González – de enorme partido en la mitad de la cancha – y Waldemar Acosta, ganaron 2-0 en la vuelta con goles de Hernández y Rebollo.

Si a alguno le parecía imposible que se revirtiera lo del juego de ida – debido a los atenuantes, expuestos al principio, partido en condiciones climáticas anormales – es porque ha recorrido poco vestuario, no pisó nunca un terreno, o sigue el fútbol desde un escritorio.

Más con las reglas consabidas de antemano para la definición.

Central ganando en los 90′, se ponía en carrera.

Y Central tiene todo para en condiciones normales poder soñar.

Experiencia, calidad, jerarquía en muchos referentes para ir en busca del objetivo en los 90′, ganar y luego comenzar a vivir un nuevo capítulo, el alargue.

Rebollo – Britos en la zaga, «El Chumbo» Hernández, Juan I. Guardado en la zona media, claves, históricos, sumándoles a ellos, nivel clase A para este fútbol del Interior como Portillo, Fabricio y un arquero que a la hora de decir presente es decisivo como Fabio García.

Sobre los 15 minutos el Chumbo Hernández tuvo un tiro libre al borde del área y sacó provecho de su pegada esta vez buscando más puntería que potencia el número ocho; remató por afuera de la barrera al palo del arquero, la pelota que le pica antes a Camilo y se le mete en el fondo del arco.

A los 14 minutos de la segunda parte, Nicolás Rebollo recibió un centro desde la derecha y, desde el corazón del área, definió de cabeza para casi asegurar el alargue, anotando el segundo previo rebote en la cara de Acosta.

Fue superior el local en los 90′ aún sin llevárselo por delante al rival ante la necesidad de ganar. Manejó el juego ante «un tibio» Juventud, que en ningún momento del reglamentario mostró esa actitud que se necesita para este tipo de definiciones. Arriesgar, tan sólo un poquito más. Empujar en ciertos momentos del partido, si no sale desde lo futbolístico.

Aparecieron poco lo que saben, JuaTorres, Sebastián Noy aislados por momentos, sin nadie que les generara juego, Casaña y compañía perdían en la mitad ante un exuberante Fabricio Gonzalez, y tanto los que iban por fuera, ni los laterales hacían pie; desbordados por Portillo, o Guardado – luego Alayón – con su ingreso – cuando el maragato ofendía.

Ganó 2-0, bien y con manejo de la situación Central, ese primer capítulo.

EL ALARGUE: JUVENTUD FUE MÁS DESDE LO FÍSICO.

En el alargue Juventud inclinó en algo para sí la balanza, teniendo en los pies de S. Noy la más clara de todo el juego, salvando de manera notable el arquero García.
Se mostró mejor físicamente y eso le permitió acercarse a García.

Lo aguantó hasta el final el albinegro dirigido por Cabrera, sabedor de que varios veteranos de mil batallas, a pesar de estar extenuados, debían permanecer en cancha para decidir desde el punto blanco, y así fue. Empate en el alargue y un título más, el cuarto, conseguido con el «código penal», y con » la chapa» de los equipos grandes y coperos.

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