El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, participó este jueves 5 en el cierre de la primera etapa de Sembrando Nuestra Huerta, un programa ejecutado por Huerta en Casa y el Ministerio del Interior. El objetivo de la iniciativa es capacitar a personas privadas de libertad en ese oficio y la autogestión de alimentos saludables. En esta fase, el programa se desarrolló en varios centros penitenciarios del país.
Ponce de León repasó los inicios del programa y sus tres ejes de acción. Explicó que comenzaron a trabajar en el año 2020 con la OPP y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Con la primera, se implementaron las huertas comunitarias mediante llamados a concurso dirigidos a los 125 municipios de todo el país.
“Esto empezó en el año 2020, con reuniones con María de Lima, con quien fuimos viendo la forma de ayudar y trabajar proyectos en huertas»
En 2021 la OPP financió 30 proyectos y en 2022 se asignan otros 30 en distintas localidades del interior de Uruguay. En el caso de la ANEP, a través de Primaria y con el apoyo técnico de UTU, se desarrolló el proyecto Huertas en Centros Educativos, se construyeron invernáculos y se mejoraron huertas en las escuelas públicas, para generar un espacio de recreación, aprendizaje y socialización, a fin de inculcar valores y conductas saludables.
El tercer socio estratégico de Sembrando fue el INR, dependiente del Ministerio del Interior, que ejecutó, junto con el emprendimiento Huerta en Casa, el programa en los centros penitenciarios de Paysandú, Santiago Vázquez (antiguo Comcar), Rocha, Lavalleja, Cerro Largo, Canelones y Tacuarembó, indicó.
El programa duró alrededor de seis meses e incluyó el asesoramiento técnico del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y la mentoría de los profesionales de Huerta en Casa. “El objetivo era lograr la autosustentabilidad y la generación de nuevas oportunidades para las personas privadas de libertad”, señaló Ponce de León.
El director del INR, en tanto, recordó que el programa Sembrando Nuestra Huerta se desarrolla desde 2021 como parte del Plan de Dignidad Carcelaria, cuyo objetivo es ampliar las plazas de formación e inserción laboral.
Trabajar la tierra no solo posibilitó que las personas privadas de libertad incorporan un oficio para aplicar una vez que recuperen su libertad, sino que también las impulsó a utilizar esta herramienta como forma de autogestión. Además, aprendieron el significado del esfuerzo y el trabajo en equipo, y compartieron el fomento de valores, lo que generó un clima de armonía con sus pares, funcionarios y docentes, resaltó.