Omar Bouhid, a cargo del diseño, apuesta a que a largo plazo sea un museo “de cuarta generación”, sin paredes, que conecte con la memoria de la comunidad.
En el Real de San Carlos, la antigua plaza de toros de Colonia, nunca murió un toro ni un torero. Así lo remarcan quienes conducen los paseos guiados por la otrora popular arena devenida centro cultural. Lo mismo indican las videoguías recientemente estrenadas.
Para dar un panorama general del proyecto, Omar Bouhid, que fue contratado hace seis meses para desarrollar un museo en esa área, explica que después de un tiempo de investigación sobre el tema decidió dividir el trabajo en tres fases. Dos de ellas entran en la denominación de “museo de sitio”, esto es, que reúne las condiciones para ser expuesto, en este caso la propia plaza de toros junto con el edificio. Enmarcadas en esa etapa de work in progress, fueron implementadas una serie de videoguías en formato QR.
La siguiente etapa comprenderá las edificaciones contiguas que formaron parte del emprendimiento que en 1910 llevó adelante el austrohúngaro afincado en el Río de la Plata Nicolás Mihanovich. “Para poder construir, en tiempo récord, la plaza de toros”, relata Bouhid, “él hizo un muelle para los barcos que traían el material y luego a la gente, hizo un ferrocarril que iba desde el muelle hasta la plaza, levantó una usina porque no había energía eléctrica en el lugar, hizo un hotel para alojar a los trabajadores y luego se convirtió en el hotel para quienes iban a ver las magnéticas corridas, y también hay un frontón euskaro”. “Esos edificios, que integran el barrio Real de San Carlos, también van a ser parte del museo. Entonces, la gente podrá recorrer y, con recursos tecnológicos contemporáneos, conocer la historia del lugar y la relación que tiene con el emprendimiento”, agrega.
Un tercer mojón, quizás el de mayor envergadura, será la construcción, dentro de la plaza de toros, de un contenedor donde se desarrollará un museo patrimonial digital. “Va a haber elementos históricos reales, desde la vajilla del hotel hasta planos, fotografías y dibujos, afiches, algunas banderillas u objetos del toreo, pero también va a tener una parte digital muy importante, en la que va a haber hologramas, realidad aumentada, mapping, recursos con los que vamos a relatar la historia del toreo en el mundo, haciendo hincapié en Uruguay y en la región, y también la historia del emprendimiento”, adelanta Bouhid sobre esta plaza que sólo estuvo en funcionamiento como tal durante tres años.
El gestor cultural remarca una información relevante: “Se llama Real de San Carlos porque ahí fue el campamento del Ejército español que atacó lo que es ahora la ciudad vieja de Colonia, donde estaban los portugueses. La plaza queda más o menos a diez kilómetros. Tomo desde ese punto porque me parece interesante el contexto general. También relatamos la relación de la plaza con el toreo, con la parte política”, agrega, en alusión al eslogan que están utilizando, que afirma que allí no murieron toros ni toreros. “Para mí es la contemporaneidad de la tauromaquia, de alguna forma. Desde el punto de vista cultural tiene mucha controversia, porque se prohibió, por decreto presidencial, el toreo –siempre Uruguay a la vanguardia–, pero se permitió esto que se llama ‘ferias de Sevilla’, que es toda la circunstancia del toreo, donde no se mata al animal. Al toro se le pone, en la punta de las astas, que llaman pitones, una borla para que cuando golpee al torero no lo lastime”.
Narrativa integral
Hacia 2012, luego de décadas de decadencia, la sensibilidad popular fue organizando y haciendo crecer un “abrazo a la plaza”, recapitula Bouhid, como señal de la valoración de los habitantes hacia ese sitio, hasta que la Intendencia de Colonia tomó finalmente la decisión de recuperarlo y llamó a licitación.
En este primer puntapié del museo, que apuesta a ser de cuarta generación, a trascender las paredes para que la comunidad lo sienta propio, los visitantes podrán acceder al testimonio de dos protagonistas de su reconstrucción y de la investigación histórica. Se trata del arquitecto Walter Debenedetti, director del proyecto, y del historiador Marcelo Díaz Buschiazo, autor del libro La plaza de toros del Real de San Carlos, pasado y presente.
FUENTE: La Diaria
Foto: Ignacio Dotti