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NUESTRA VOZ – Caer por su propio peso

Por Néstor Pedreira

Es imposible resistir tanta desprolijidad e improvisación… la inoperancia del sistema queda demostrada en la incapacidad de respuesta a las necesidades básicas de las instituciones.

Nadie podía prever el desastre, aunque, «palo que nace torcido, jamás su tronco endereza»… a medio camino, es y será el peor gobierno de la Des-Organización del Fútbol del Interior (ex OFI), presidido por Sebastián Sosa… porque su nacimiento fue producto de traiciones y como tal, hace honor a su concepción.

Que siempre se cometieron errores, lógicamente, que el Acuerdo AUF/OFI 2015 marcó un antes y un después, es obvio, que el «mundo fútbol» ha cambiado y en su dinamismo hubo una alquimia de políticas, razonable… en su voluntad de evolucionar, el dirigente convive con sus imperfecciones pero este en particular, no es el caso.

La cronología de los hechos deja en evidencia tanta desidia e irresponsabilidad de la «Des-Organización del Fútbol del Interior» (ex OFI) :
* los traidores de FEDAFUIN… lejos de ser un gremio, su Parasitismo es existir con sus «Curros de Entrenadores»
* la improvisación e incoherencia del Consejo Ejecutivo de OFI
* la ineficiencia de la SENADE
* la burocracia y demagogia de las autoridades
* culpables con nombre propio de está patética realidad de nuestro fútbol, Alonso, Bauza, Sosa, Mosegui, Manta, Leites, Ortiz, etc. etc.
* el periodismo funcional y mudo

En el interior, no falta capacidad intelectual, no faltan «dotores», no falta inteligencia ni capacidad de trabajo… en el interior «faltan huevos» para patear el tablero y echar a los que ningunearon la historia, menospreciaron los estamentos y la esencia de la OFI, aquellos que se asociaron y vendieron la soberanía al «profesionalismo» al vil precio de intereses personales pero fundamentalmente por despreciar el valor de los hombres que forjaron la Organización del Fútbol del Interior en su rebelión de 1946.

«El sistema» funciona bajo la hegemonía y el despotismo de la autoridad concedida a ineptos, con la soberbia de sus arbitrariedades, con el amparo del poder político, con la complacencia de los secuaces y la complicidad de un sector del periodismo servil y obsecuente.

Lamentablemente, la resistencia es intermitente, con impulsos esporádicos de grupos minoritarios, error de nuestro interior. Muchos molinos de vientos para tan pocos Quijotes, pero las presiones indignan, las exigencias exprimen y la paciencia tiene límites.

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