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En el 2026, el fútbol del interior tiene la responsabilidad y compromiso de cambiar el rumbo de la Organización del Fútbol del Interior. Definitivamente hay lugar para todas las instituciones que la integran y a través de las políticas deportivas recuperar una organización genuina y de raíces 100% «chacareras».

Las decisiones generan grandes desafíos, obligan a buscar nuevos caminos, de lo contrario nunca vamos a salir de la opresión de intereses mezquinos o lo que es peor, seguiremos como burro en la noria bajo el yugo del sistema que arruinó el fútbol del interior.

La ilusión de un dirigente del fútbol «chacarero» es ver a su club en las «grandes ligas»; lamentablemente la realidad económica, sus escasos recursos, el desinterés, la indiferencia de algunos y la irresponsabilidad de otros, más las exigencias impuestas (AUF/OFI), alejan las pretensiones de los «sensibleros» que, lejos de renunciar, abrigan la esperanza de lograr sueños de noches de mostrador.

Las Ligas de Fútbol del Interior se van desintegrando sistemáticamente y buscan alternativas para resistir y mantener en competencia a las instituciones que resisten estoicamente la crónica, mientras los seudo dirigentes contemporáneos (con nombre y apellido), entregaron la soberanía de nuestra organización al vil precio de intereses propios, económicos y políticos.

La Liga de Rosario y Juan Lacaze, ciudades del departamento de Colonia, organizaron un campeonato unificado para justificar la existencia de sus clubes (4 por ciudad), experiencia que no tuvo éxito cuando se realizó entre Rosario y Nueva Helvecia anteriormente pero que vale el reconocimiento por el esfuerzo.

La lectura primaria de esta iniciativa sería : «bien por los dirigentes que trabajan para mantener viva la llama del deporte»… en realidad, debería tomarse como una señal de ALERTA para quienes son responsables de conducir y gobernar la Organización del Fútbol del Interior; o acaso, solo unos pocos vemos la maniobra perpetrada desde adentro mismo de la OFI?

Actualmente en la Des-Organización del Fútbol del Interior, excepción de un fútbol empobrecido, existe una élite de instituciones poderosas, política, económica y por consiguiente futbolística, que mantienen el «circo» de campeonatos inaccesibles para la mayoría de los clubes integrantes de dicha Des-Organización.

Nada va a cambiar la realidad sin una revolución pacífica pero enérgica desde el interior profundo, con dirigentes decididos a recolonizar la OFI y reivindicar los viejos Estamentos.

Argumentos y sentimientos sobran para restablecer la institucionalidad y reestructurar el gobierno de la Organización del Fútbol del Interior.

Por Nestor Pedreira

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