Cuando las «coimas» son grandes, cuando la corrupción es naturalizada, cuando la tajada se achica porque el reparto se agranda, cuando la avaricia individual supera el interés general y la vocación de servicio es la herramienta para objetivos personales, en Uruguay la capacidad de asombro no tiene límites.
La Des-Organización del Fútbol del Interior es el claro ejemplo de que el espectáculo es el medio para lograr un fin, priorizar ganancias económicas en desmedro de la calidad del producto.
Al arrullo de «Camarón que se duerme…» el interior profundo, duerme una siesta eterna al influjo de sentimentalismos añejados en el baúl de los recuerdos de viejas gestas deportivas del fútbol «chacarero», mientras los personajes, pseudo dirigentes, amparado en el poder político y económico, tienen absoluta impunidad para su enriquecimiento personal, manipulación burda, evidente e indignante, que sólo algunos «Quijotes» denuncian y la gran mayoría, cual «perro choto», siguen mirando para otro lado.
La función debe continuar pero… a que precio?
Por Nestor Pedreira.