Como aquella canción… «cuántas veces bajo el brazo de la zurda»; …cuántas veces escuché, desde niño, -hijo de una familia muy pobre- … que corruptos estos gobiernos, blancos y colorados, son todos iguales escuchaba; -sin saber mucho que significaba la palabra corrupción, ni que era la politica- y crecí, en una època que no fue fácil para nadie del pueblo; -salvo para aquellos, hoy me doy cuenta, no importa el color, ni la época- se abrazaron, y se siguen abrazando con militares, con culebras, con magnates- que le aseguraban un buen pasar.
La voy a hacer cortita, porque tampoco puedo perder mucho tiempo en estas vanalidades. A buen entendedor pocas palabras…
Nos siguen llegando rubios y les abrimos la casa… como dice la canción; «la historia vuelve a repetirse», como dice el tango. Por eso no entiendo a los uruguayos cuando despotrican y se agreden entre ellos defendiendo tal o cual color, tal o cual personaje; y se ponen unos de un lado y otros de otro desparramando rencor, bronca, odio; a través de las redes sociales y otros medios; haciendo lo que quieren justamente los «poderosos», estar divididos.
Hoy crecí, viví muchas etapas y sin camiseta alguna les digo; no sé si son todos iguales; pero si, que el «PODER» es una cruel enfermedad, y que todo el que aspira a ejercerlo, de alguna manera se contamina y hace que todos sean sino iguales, similares.
Que no nos quiten por favor la capacidad de razonar, de pensar, por favor, estamos a tiempo de reaccionar, el pueblo digo, aquel que trabaja para enriquecer a unos pocos, estamos a tiempo, sin banderas, sin colores. «SIN PODER», dónde hoy después de grande entendí y me dí cuenta que hay corruptos y muchos.
Simplemente eso, en «el reino del revés», dónde nada el pájaro y vuela el pez; no nos dejemos «arrear con el poncho»;
porque la «lata» -el bolsillo- no resiste más. Ya basta de cambiar nuestras riquezas; la principal, nuestra dignidad por «espejitos con brillo».