Fernanda Boidi, doctora en Ciencia Política y experta en opinión pública, explicó a El Observador que en Uruguay la vida privada de los mandatarios es “como parte de aquello de lo que no se habla”, a diferencia de lo que sucede en otros países, en los que pasar de lo público a lo privado es moneda corriente.
“No es porque los periodistas no estén interesados o no lo sepan, sino porque es como que estuviera establecido que de determinados temas no se habla”, agregó.
Diferentes dirigentes políticos consultados por El Observador reflexionaron sobre la manera en la que los uruguayos reaccionarían ante un caso como el de Hollande.
Para Mónica Xavier, presidenta del Frente Amplio los uruguayos “siguen siendo respetuosos”.
Ope Pasquet dice que los uruguayos reclamarían “respeto por lo que no concierne a nadie, solamente a las dos o tres personas directamente involucradas”.
Pedro Bordaberry, cree que la sociedad uruguaya hubiera rechazado esa “intromisión en la vida privada de los gobernantes”.
Pablo Mieres, Partido Independiente, sostiene que “históricamente en Uruguay hubo un criterio parecido al que existía en Francia hasta ahora, que es que la vida privada de los políticos es la vida privada de los políticos”.