Nacional, con gol de penal -el menos penal de los tres que Vazquez omitió- de Iván Alonso a los 57 minutos, finalmente se quedó con el segundo clásico de verano en un partido con un final lamentable donde los jugadores, profesionales de ambos equipos, con todos «los chiches», «mimos» en sus concentraciones, se tomaron a golpes de puño, dejando en claro que la violencia no escapa al deporte, se ha instalado en todas las áreas, y que a veces por más que se le dibuje al fútbol -se venda fruta como decimos, humo- refleja también el nivel cultural de algunos actores que quiera Dios en algún momento puedan reflexionar y tener una actitud de cambio. Bochornoso, hoy se hablará como nos estamos acostumbrando ya, más de los incidentes, de los líos, que de fútbol.
Lamentable, en líneas generales ganó bien Nacional, ante un Peñarol que sigue siendo apático, repetitivo y con jugadores que a esta altura les queda demasiado grande la camiseta mirasol.