Ciudad del Vaticano 27 de Abril de 2014 (Redacción CN y agencias)
Un hecho inédito se produjo en Ciudad del Vaticano el día de ayer 27 de Abril, en la historia de la Iglesia Católica cuando dos papas, uno en ejercicio del poder real y otro jubilado, concelebraron la misa en la que otros dos papas fallecidos, fueron proclamados santos. Esta jornada ya es conocida como “el día de los cuatro papas”
El papa Francisco canonizó a Juan XXIII, el «papa bueno», y a Juan Pablo II «el grande», como los denominan los creyentes, ante más de un millón de personas en una ceremonia en la plaza de san Pedro a la que asistió Benedicto XVI, que hace un año sacudió los cimientos de la Iglesia al renunciar en plenas facultades mentales al papado, lo que no ocurría desde Celestino V en 1294.
Nunca en la historia de la Iglesia Católica se había dado una situación como la de este 27 de abril, al igual que nunca un pontífice -Benedicto XVI- había beatificado a su antecesor, como hizo el papa Ratzinger el 1 de mayo de 2011 cuando elevó a la gloria de los altares a Juan Pablo II.
El papa Wojtyla ha sido proclamado santo junto al papa Roncalli, aquel pontífice con aspecto de cura de pueblo, bonachón, que fue elegido Papa a finales de 1958 cuando tenía 77 años y todos pensaron que sería un papa de transición, pero que sólo tres meses sorprendió al mundo al convocar un concilio ecuménico.
Era el 25 de enero de 1959 y tres años más tarde, ante la presencia de 2.540 obispos de todo el mundo, el Papa Bueno abrió en la basílica de san Pedro el Concilio Vaticano II, al que asistió el joven teólogo alemán Joseph Ratzinger (después Benedicto XVI), como consultor y experto.
«Fue una experiencia única», afirmó Ratzinger hace dos años, cuando se cumplió el medio siglo del concilio, Benedicto XVI, quien aseguró que el Vaticano II sigue siendo válido y que los documentos emanados de ese «gran evento eclesial» son «una brújula» que permiten a la Iglesia navegar en mar abierto «para llegar a la meta».
El Vaticano II, uno de los eventos que marcaron el siglo XX, fue un concilio ecuménico que superó todas las expectativas, ya que rompió con cuatro siglos de Iglesia encerrada en sí y cambió sus relaciones con la sociedad y con las otras religiones.
Juan XXII creía que había que renovar la Iglesia, ponerla al día en su lenguaje, ritos y rezos y en sus relaciones con la sociedad y otras culturas y religiones.
El concilio número 21 de la historia de la Iglesia se abrió el 11 de octubre de 1962 y duró hasta el 8 de diciembre de 1965. Juan XXIII no pudo clausurarlo ya que murió el 3 de junio de 1963, enfermo de cáncer, y le tocó a su sucesor, Pablo VI.
Del Vaticano II emanaron 16 documentos, entre ellos «Gaudium et Spes», con el que se pasaba de una Iglesia encerrada en sí misma a una que se sentía parte del mundo, y «Nostra Aetate», con el que se retiraron las acusaciones contra los judíos, al cancelar la acusación histórica de deicidio (Crimen cometido por quienes matan a un Dios).
El Vaticano II reformó la liturgia, cuyo cambio más visible fue el de adaptarla a las lenguas vernáculas y el que los sacerdotes oficiasen de cara a los fieles sin darles la espalda, y dio un mayor papel a los laicos.
Tras la muerte de Pablo VI y el breve pontificado de Juan Pablo I, le tocó a Juan Pablo II proseguir su desarrollo. Sectores de la Iglesia aseguraron que durante sus 27 años de pontificado se produjo una frenada «en seco» e incluso un retroceso.
Juan Pablo II y Benedicto XVI, no obstante, siempre han mantenido la validez y han defendido el concilio que lanzó a la Iglesia hacia el tercer milenio. Francisco es también un defensor del Vaticano II.
Bergoglio, además, no tiene dudas de la santidad de Juan XXIII, de ahí que le proclame santo sin un segundo milagro comprobado como contempla la normativa vaticana, como ha sido el caso de Juan Pablo II.
Juan XXIII fue beatificado en el año 2000 junto a Pío IX, el polémico último papa-rey. La beatificación de dos papas de pensamientos totalmente opuestos levantó una fuerte polémica.
Sectores de la Iglesia denunciaron que se cometía una injusticia con Roncalli.
Ahora será canonizado junto al pontífice más mediático de la historia de la Iglesia y de nuevo algunos sectores de la Iglesia han denunciado que Juan XXIII quedará «eclipsado».